ras varios meses de continuo incremento de contagios de covid-19 y de altísima incidencia del virus, lo que derivaba en una preocupante presión hospitalaria y en una insostenible cifra de muertos, Euskadi parece estar dejando atrás también la fase de meseta y afronta ahora una caída sostenida de la pandemia. Los datos de los últimos días son, en ese sentido, esperanzadores. El número de nuevos positivos alcanzó ayer la cifra más baja desde el 20 de marzo, con la tasa de incidencia acumulada en catorce días por 100.000 habitantes en 316,59 casos, aún demasiado alta pero que experimenta ya 19 días continuados a la baja. También la tasa de positividad mantiene su lenta caída, con seis jornadas seguidas por debajo del 5%. Todo ello está aliviando también la presión hospitalaria, de modo que incluso Osakidetza se plantea retomar esta misma semana la normalidad de la actividad quirúrgica, parte de la cual -las operaciones no urgentes- fue aplazada para procurar una mejor atención a los pacientes con covid. No es una situación que anime a cantar victoria, ya que falta mucho aún en la lucha contra el virus y la recuperación de la normalidad, pero, con todas las precauciones, los indicadores muestran un alivio indudable. Ello es debido, fundamentalmente, al mantenimiento de medidas de prevención por parte de la población pese a la imposibilidad del mantenimiento de algunas restricciones tras la decisión del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) y del importante ritmo alcanzado en las últimas semanas en el proceso de vacunación, que es previsible que aumente aún más en los próximos días. Hasta el momento, el 43% de la población vasca mayor de 16 años ha recibido ya al menos una dosis y casi el 20% está inmunizada con las dos inoculaciones. Si, como anunció y se encarga de recordar a diario el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el Estado recibirá en junio trece millones de dosis de Pfizer, la vacunación puede experimentar un salto extraordinario que nos situaría en un escenario más cercano al objetivo de ir doblegando al virus. Euskadi entra ahora en una nueva fase de entre dos y tres semanas verdaderamente decisivas para la contención de la pandemia en la doble vertiente de evitar al máximo los contagios y de sostener un buen ritmo de vacunación. Un esfuerzo social e institucional que sin duda tendrá su recompensa en salud y vidas.