l nuevo informe de la Agencia Europea del Medicamento (EMA en sus siglas en inglés) se muestra más explícito en cuanto a la definición de vínculos potenciales entre el uso de la vacuna de AstraZeneca y un eventual y "muy raro" riesgo de accidente trombovascular. Sin embargo, en esencia el mensaje sigue siendo la recomendación del uso de esta vacuna y devuelve en cierto modo el debate de las decisiones allí donde se originó: en el ámbito de las responsabilidades políticas de los responsables de la gestión de la pandemia. Las dudas generadas en torno al uso de la vacuna de AstraZeneca tienen un origen difícilmente diferenciable de la hipersensibilización de la opinión pública. Las sospechas vertidas sobre el riesgo potencial de esta vacuna se alimentan de un modo descontextualizado. No significa que no haya motivos de control de su uso sino que la potencialidad de sus efectos positivos es abrumadora sobre sus eventuales riesgos para la salud. Un número muy limitado de casos asociados en su mayor parte a factores preexistentes pesan en la percepción colectiva más que los millones de dosis administradas sin efectos negativos. Se suele decir que el miedo es libre y hay que entenderlo así. La experiencia del último año de pandemia ha situado a la sociedad ante preguntas que no se hacía frente a usos habituales. Cualquier prospecto describe efectos secundarios comunes, raros y muy raros y en pocas ocasiones los más graves de ellos se tienen en cuenta por el paciente en tanto ponemos en el conocimiento del médico prescriptor nuestra confianza. En toda la farmacología el baremo de uso de un remedio se establece en función de la relación riesgo-beneficio. Caemos en la cuenta en momentos muy puntuales y lo hacemos con dificultad por la lógica prevención de la propia integridad física. Es en estas circunstancias en las que los responsables de la gestión deben asumir liderazgo desde criterios científico-técnicos por encima de su temor a ver afectada su imagen ante sus administrados. La EMA ha devuelto al marco político la toma de una decisión: usar o no una herramienta -la vacunación con AstraZeneca- cuyos efectos en el bienestar individual y colectivo la hacen oportuna. Los mandatarios de la UE deberían ser consecuentes con las indicaciones de las estructuras de seguridad sanitaria de las que se han dotado.