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Confesiones de un carmelita

Jordi Évole ha vuelto a pegar un pelotazo de acierto televisivo al conseguir una entrevista/conversación con el dimitido diputado Sánchez, al tiempo que descabalgado secretario general del PSOE, formación en ebullición permanente por el cambio de rumbo del no a Rajoy a sí camuflado con el consiguiente alboroto en el gallinero socialista.

Con habilidad de cirujano y paciencia de santo cofrade, el periodista catalán habilidoso en las distancias cortas, fue cercando al entrevistado hasta llegar al punto clave del programa, el momento glorioso de las confesiones carmelitanas con los poderes fáticos paseándose ante la cámara, protagonistas mediáticos y empresariales del Ibex 35, que desde las sombras de despachos varios fueron destejiendo la posible alternativa de izquierdas frente al candidato derechón Rajoy, impasible el ademán ante tantas turbulencias.

En un entorno de bar vacío con tonos marrones y dorados, el espacio conversacional se fue tejiendo como una confesión de carmelita asaeteado por la realidad con los acontecimientos de los últimos días, trágicos, patéticos, imborrables. Con tono moderado, casi plano y repetitivo, el político fue desgranando el acelerado viaje político que ha terminado al borde del abismo, es decir, de la inhabilitación partidaria.

Pedro Sánchez fue desnudando su alma en un ejercicio comunicativo de alto valor por contenidos, declaraciones e insinuaciones que a lo largo de casi sesenta minutos festonearon el encuentro, llevado con habilidad y sentido común por un Évole entregado a la tarea de sacar del fondo herido de Pedro Sánchez las claves y los protagonistas de los importantes hechos políticos acaecidos en el Congreso y en la sede de Ferraz, en una pelea por al poder, que de momento ha quedado aparcada. Una vez más, Jordi haciendo profesionalmente lo que había que hacer.