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Laura Ingalls y el Teletexto

Los que vivimos en los tiempos televisivos de La casa de la pradera, ya intuíamos que la voz en off de Laura Ingalls llegaría lejos. Pero no como actriz, que parece que no ha ganado ningún Oscar, sino como premio Nobel o algo así. Bueno, hasta hoy que he leído que la actriz que la interpretaba, Melissa Gilbert, se ha presentado de candidata por el partido Demócrata al Congreso de EEUU por el estado de Michigan. Es turbador esto de que se aparezca del pasado la segunda hija de Charles Ingalls (Michael Landon, unos pocos lo recordarán como el hijo pequeño de los Cartwright lo que ya nos retrotrae a los tiempos de Bonanza en el Pleistoceno de la televisión), para los más jóvenes es como si Carlitos de Cuéntame de pronto dice que ficha por Podemos o yo qué sé por quién. Lo cierto, es que los espectadores de televisión tenemos secuestrado nuestro corazón. Además de nuestras propias vivencias de la infancia y adolescencia poseemos recuerdos de nuestros personajes televisivos favoritos. Unos recordarán la cara con la que Laura miraba las golosinas cada vez que iba a comprar de prestado a la tienda de ultramarinos o aquellas lágrimas de su padre, el pobre Charles, disparando a su viejo caballo herido para que no sufriera. Aunque si hay algún elemento que ha envejecido en pocos años, ése es el Teletexto que cumple ahora 28 años y tiene encima la espada de Damocles de que ni los canales en alta definición ni los que se cogen por internet lo llevan incorporado. Digamos que si uno quiere buscar algún dato del Teletexto tiene que volver atrás en la tecnología. Algo que no se entiende ya que aquella manera de refrescar la información minuto a minuto hizo que se convirtiera en un medio de comunicación imprescindible para quien quería seguir viendo la tele y saber el resultado del equipo de fútbol por poner un ejemplo entre los usos que más seguidores ha tenido. ¡Ay Laura, Laura... cómo pasa el tiempo!