Síguenos en redes sociales:

Lo estás haciendo bien

Nada más gratificante para un amante de televisión que una frase contundente. Una experiencia que conecta con aquella del cine: sentir el filo de los cortantes diálogos de Sin perdón con la voz estremecedora de Constantino Romero: “me llamo William Manny. He matado a hombres. He matado mujeres y niños. He matado todo tipo de seres vivientes. Y hoy he venido a matarte a ti”. Y es que en la tele actual apenas hay sitio para las historias fronterizas. Esas que se hacen a fuerza de estrujar la realidad para darle la vuelta y verle las entrañas. Por eso, es una pena que se retire Mad Men. Porque sólo con ella se van frases como “La publicidad se basa en una cosa, la felicidad” Una frase con la que Don Draper ganó el respeto de muchos de los espectadores que se alejan del ruido de los realitys y los concursos. Los que se permiten el placer de ver la televisión aunque se dejen un puñado de euros en la experiencia. Don Draper se va y con él, toda esa manera de ver el mundo: “ y, ¿sabes qué es la felicidad? La felicidad es el olor de un coche nuevo” decía sin pestañear este triste ejecutivo de la publicidad de cuando los Kennedy eran la familia más popular en todo el mundo. Aquella fue la época dorada y ya era hora de que se realizara una serie a la altura de la industria publicitaria; capaz de inventar una cara nueva del mundo que puede que nunca haya existido. “La felicidad es ser libre de las ataduras del miedo”. Mad Men que arrancó en 2007 estuvo en esa tensión durante 8 años porque viviseccionó sus personajes arrancados de la vida misma. Como ocurriera con Los Soprano; mostraron al desnudo la evidente realidad de la mafia y, de paso, se ganó una obra maestra para la televisión. Comienza la cuenta atrás. La de las cadenas que viven de la publicidad para hacerse con sus derechos. Los de Mad Men y Los Soprano. Porque “la felicidad es una valla en un lado de la carretera que te dice que lo que estás haciendo lo estás haciendo bien”.