Es pura cuestión de nervios
Hay nervios en los componentes de Eurovisión. Según parece, la participación de Edurne podría generar el enésimo fiasco. Los nervios han hecho que el representante de la cantante atacara a José Mª Íñigo, el hombre Eurovisión desde que desapareciera José Luis Uribarri. Íñigo ha tomado con total naturalidad su papel. Un trabajo cómodo que, además, permite viajar gratis con todos los gastos pagados. Dijo Íñigo que lo que él quería es que ganara Inglaterra, así el año que viene podría estar diez días a papo de rey recorriendo los parques de Londres o navegando por el Támesis. Eurovisión es una marmota en la que siempre aparecen Íñigo y Anne Igartiburu. Una fábula como la de la gallina de los huevos de oro que no terminan nunca de matarla. Y los que parece que se despiden definitivamente son los de CSI, la Policía científica de Las Vegas. Una serie que modernizó los relatos de misterio policiacos ofreciendo unos puntos de vista muy peculiares que han sido copiados por muchos. Los que no tendrían necesidad de copiar porque tienen una gran archivo, son los de TVE. Un gran archivo, sí, pero acaban repitiendo siempre lo mismo. Los mismos argumentos y las mismas imágenes. Mañana estrenan una nueva temporada de Viaje al centro de la tele que continúa apostando por la voz infantiloide de Santiago Segura. Parece que el director de Torrente ha caído en gracia a los directivos de RTVE. A Segura también le acompañarán algunas viñetas de Forges. Un toque gráfico que no termina de cuajar. Pero a estos directivos les gusta cambiar. Si no, que se lo pregunten a Ana Blanco que, después de un par de décadas, va y resulta que no va a presentar los datos de la noche electoral del 24 de mayo. Han elegido a María Casado y a Sergio Martín que son los nuevos chicos para todo de la cadena. Puede que se recuerde que en las últimas elecciones la química entre Ana Blanco y Pilar García Muñiz no funcionó. O puede que sea una pura cuestión de nervios como en Eurovisión.