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Demasiado tarde para comprender

La pescadilla que se muerde la cola en el negocio televisivo consiste en utilizar los mismos famosos programa a programa. ¿Quién es famoso? Pues quien tiene sus minutos de gloria en televisión. Y lo que está ocurriendo es que apenas hay presentadores profesionales. Ahora, lo que se lleva, son invitados habituales de los programas metidos a presentadores. Unos pocos vienen del cine y otros muchos de la música. Se ocupan más de presentar programas que de sus filmes o sus canciones. Un negocio redondo porque al mismo tiempo que tienen la televisión de sustento, mantienen su popularidad saliendo en el medio y, de vez en cuando, sacan una película o un disco del que inmediatamente se hacen eco en sus cadenas. Esta pescadilla perfecta, amenaza con cerrar el círculo (presentadores, jurados o concursantes VIP invitados) a un puñado de famosos. El resto tendrá que esperar otro tipo de modo de hacer televisión. Por cierto, como no voy a estar esta semana, comentarles que el lunes será la séptima entrega de Alaska y Segura, y el tema, Eurovisión. Ya me contarán porque parece que van a invitar a Edurne, la participante española del festival de la canción que ya cumple 60 años, Eurovisión digo, no Edurne. Casualmente Alaska es cantante y Segura hace películas de Torrente por lo que algo de lo que he dicho puede parecer que va por ellos, pero poco. Y hablando de cantantes, invitarán a Nacha Pop por el 35 cumpleaños de La chica de ayer. Como estaré fuera tampoco podré mandarles un sms ni un tweet preguntándoles “¿por qué es demasiado tarde para comprender?”. Podría ser una profecía del reportaje que publicó ayer El País en el que se informaba que la desaparecida cadena valenciana Canal 9 pagó 32 millones de euros por Tómbola, aquel programa de “cállate Karmele” y 20 millones por Noche sensacional a José Luis Moreno. A la teoría inicial sobre cineastas y cantantes habría que añadirle también algún ventrílocuo. Hasta la vista.