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No hay ley que calle la libertad

Al Fiscal General Torres Dulce le va la marcha. Ahora salta con que "perseguiremos los comentarios racistas y xenófobos que publiquen las redes sociales". Se ve que hasta que Israel no ha protestado no los había y hoy persiguen 17.500 mensajes que califican de racistas. Un pasito más hacia el Estado carcelario. Lo que no queda claro es qué será de los guionistas de Aída que pusieron en al bar Reinols Prohibida la entrada a perros y a chinos. Lo que hace unas semanas se tomaba como un chiste (por cierto muy malo) es hoy motivo suficiente como para que te apliquen por lo penal varios años de cárcel.

En el futuro, y tras la reforma de la justicia universal, a nadie en su sano juicio se le ocurrirá llamar asesinos a los militares americanos que mataron al cámara José Couso, por poner uno de los ejemplos sangrantes que conozco. A este ritmo de legislar sobre la libertad de expresión, quienes lo hemos dejado escrito acabaremos en el trullo. O peor, que fuerzas especiales de cualquier país nos vengan a buscar a casa con nocturnidad y nos den el paseíllo como si fuéramos Bin Laden. No podría estar más de acuerdo con el juez Andreu cuando dice que esta reforma es una chapuza. Una argucia patética para que los grandes estafadores internacionales vinculados a las grandes compañías se vayan de rositas porque el derecho internacional les asiste. Da igual que liberen de paso a narcos y buena parte del lumpen internacional. Lo que el Partido Popular ha representado con esta aprobación es un cacareo de gallina acompañado del gesto con los manos recogidas en las axilas (cua, cua, cau, cua...) ante la presión que pueda recibir de China o de EEUU. Y sigue el avance hacia la caverna. La retirada del anuncio de Coca Cola por la presencia de un actor abertzale en él, supone otro paso más en el sinsentido de la censura y la autocensura, a conveniencia. De nuevo, ignoran que jamás una ley calló la libertad.