La final y sin hacer la tarea
Dicen los medidores de audiencias que detectaron más de medio millón de niños viendo la final de La voz Kids en Telecinco a la una de la madrugada. A ver quién es el guapo que se niega a que sus pequeños lo vean. Primero porque la semana pasada ya nos tocaron la fibra del corazón con la emisión del concurso de Iraila, la niña que se acababa de morir de cáncer. Aparecía allí llena de energía y vida, con tantas ganas de cantar que era difícil apartar la mirada de aquel caudal de sorpresa, morbo y pena. El pasado jueves se celebró la final y la audiencia acudió como si fueran a sacar otro as de la manga. Pero no. Simplemente esto de las finales cantadas atrapa. El mérito sin duda lo tienen los cantantes actores que los protagonizan (Bisbal, Rosario Flores y Malú). Escuchan cantar a los chavales y en vez de corregirles en plan maestro, se emocionan y lloran como si jamás hubieran oído cantar a nadie. Tanta emoción, tanta final, tanto momento mágico cautivan al espectador y ablandan las órdenes familiares de que los pequeños se vayan a la cama. Todo el mundo debería saber que el programa se puede grabar y reponer el sábado por la mañana, pero lo cierto es que no, los niños lo quieren ver en su emisión. Y no les falta razón. En la final de La voz kids pasó lo que tenía que pasar. Se había grabado en verano y hasta su emisión nadie sabía quién era la ganadora. Pero una foto indiscreta sacó a María Parrado, la niña apadrinada por Malú (lo de coach todavía no lo tengo muy asimilado), con sus trofeos en Internet. La cuestión no está en rasgarse las vestiduras por tener un porcentaje altísimo de chavales en la madrugada delante de la televisión en plena temporada de exámenes. La cuestión sería saber qué puede hacer la televisión por conseguir que esos, y otros tantos más, acaben haciendo las tareas. ¿Si Bisbal y compañía nos graban un llanto emocionado dedicado a los chavales terminaran las tareas?