eL cine y tele norteamericanos han hecho del policía un recurso fundamental en la narrativa de películas y series, popularizando caracteres y conductas de policías, cierto que más masculinas que femeninas, prueba palmaria de la presencia e importancia de este oficio en el panorama social americano. Desde los policías metropolitanos de Nueva York hasta los policías locales de ámbitos rurales cerrados y peculiares de Norteamérica profunda, el sheriff, el inspector, el detective forman parte del imaginario popular de la historia audiovisual. Interpretaciones míticas como Al Pacino en Serpico o los habitantes de la comisaría de Hill Street están en el recuerdo de las audiencias siempre millonarias que acompañan a estos productos. La última incorporación a la galería de policías de ficción se llama Blue bloods, que puede ser algo así como Sangre azul, que nada tiene que ver con la figura literaria de la sangre de los monarcas y sus familias, sino con una familia de policías, que de padres a hijos se transmite la pasión de servir a la justicia. El clan Reagan, que así se llama la familia que ha puesto en antena Tele 5, alcanzó en su lanzamiento en CBS trece millones de espectadores, prueba evidente de que la serie puede funcionar. Las ideas y venidas de unos policías y una fiscal en su vida profesional y personal permiten a los guionistas ricos recursos para hacer de la serie una cita obligada con el personal. El canal está ofreciendo un par de episodios como reclamo de programación para sentar la propuesta policial. El laureado actor Tom Selleck encabeza el reparto y se convierte en el nexo de todas las historias de los miembros de la familia, que como dice el eslogan publicitario Una estirpe al servicio de la ley. Una de polis bien facturada, guionizada y presentada. Un producto yankee para una audiencia colonizada.