Fue un partido complicado de analizar. Porque en cuanto a sensaciones, fútbol y dominio, solo hubo el color blanquiverde, pero, en cambio, si nos ceñimos al peligro, incluso la Real generó más ocasiones. Una pena que cuando menos se lo espera vuelve a aflorar su falta de pegada, porque, de haber acertado en las opciones que dispuso con el 0-0, podía haberse llevado los tres puntos en casa de un gran adversario, muy valiente y que se expone y propone muchísimo. Con el tanto ilicitano al inicio de la segunda parte, cuando parecía que la Real lograba controlar la situación, y en una acción mal defendida en el área, ya era inviable pensar en la victoria porque ya sabemos que este equipo no entiende de remontadas. A falta de fiabilidad, al menos parece abonarse a los goles tardíos y, fruto de su insistencia, el siempre imprevisible Sadiq provocó un penalti que no admite ninguna discusión, y Oyarzabal, en su diana 120 con la txuri-urdin, no falló desde los once metros. Legendario.
No es que la Real no jugara bien y no tuviera la pelota, es que su planteamiento era claramente esperar y salir a la contra. Como si supiese que no le convenía discutirle la posesión a un equipo que puede llegar a combinar de maravilla. Con un bloque muy retrasado que en ocasiones parecía hasta tener una defensa de cinco porque Kubo defendía como un lateral más. Al menos, poco a poco, los blanquiazules parecen controlar su mandíbula de cristal y su tendencia a pegarse disparos en los pies y el punto acabó siendo un bendito tesoro.
Sergio tiene su once
Sergio ha encontrado su once tipo. Le ha costado, porque en las primeras jornadas su plantilla estaba a la deriva por el baile de altas y bajas de antes del cierre de mercado, y porque cuenta con supuestos titulares lesionados como Yangel Herrera. En esta ocasión, el mejor txuri-urdin de su dubitativo arranque, Barrenetxea, se quedó en Donostia, por lo que la gran novedad en el once fue la entrada de Kubo mes y medio después de su última titularidad ante el Mallorca y justo antes de marcharse de nuevo a Japón para disputar dos amistosos. Soler se mantuvo en el centro del campo y el resto fueron los esperados.
En el Elche, Eder Sarabia no quiso apostar por la ley de los ex y dejó en el banquillo a Germán Valera, que solo había sido suplente en una jornada, y André Silva, que estaban jugando bastante con siete de sus últimos ocho partidos saliendo desde el inicio. Rafa Mir y Álvaro fue su dupla elegida para la delantera.
Sergio se decantó por insistir con su esquema de cabecera 4-3-3. El problema que se encontró desde el pitido inicial fue que Pedrosa ejercía casi de extremo o interior, lo que provocaba que Kubo se convirtiese en el lateral para actuar en un dibujo más parecido al 4-4-2 o incluso por momentos a una línea de cinco. El Elche fue bastante superior en dominio, propuesta y fútbol que la Real en la primera parte, aunque al final el balance de ocasiones acabó siendo bastante equilibrado. Los ilicitanos confirmaron los motivos por los que son el equipo revelación, con posesiones largas y combinaciones con muchos pases, alternadas por momentos con un juego directo para buscar a sus puntas, que son muy buenos. Rafa Mir fue el que más cerca estuvo del gol, pero Álvaro fue un auténtico quebradero de cabeza para Zubeldia. A la Real le faltó intensidad, agresividad y rebeldía para sobreponerse al baile con la pelota de su rival. Con muchos de sus jugadores descolocados y superados por la asfixiante presión del anfitrión.
Opciones realistas
A los cinco minutos, un rechace que pegó en Guedes estuvo a punto de convertirse por accidente en el 0-1 tras la primera internada de Kubo por la derecha. Tras dos ocasiones de Rafa Mir que detuvo Remiro con más o menos apuros, llegó la mejor opción del japonés con un soberbio disparo a botepronto, a centro de Sergio, al que respondió con una buena parada Dituro. Kubo no acabó la segunda jugada en el rechace y la contra no acabó en gol de Mendoza por milímetros, ya que su disparó llegó a lamer la madera. Rafa Mir, en posición inmejorable, desaprovechó una tercera oportunidad en una acción en la que falló Zubeldia y, poco después, Guedes dejó un gran balón a Gorrotxategi, cuyo disparo se marchó cerca del poste. En los minutos finales, el Elche movió muy bien la pelota, pero fue la Real la que rondó más la meta rival con un intento al primer toque desde el centro del campo de Oyarzabal, que se le escapó fuera al darle demasiada rosca, y en una contra entre Brais, que pasó inadvertido, Soler, que asistió como pudo con la cabeza, y Oyarzabal, que tras una carrera finalizó con la derecha abajo cruzado para que Dituro sacara una mano milagrosa. Se puso tan contento que lo celebró y puso en evidencia al árbitro, que había pitado saque de puerta.
Mejor en la segunda parte
En la reanudación, la Real entró mejor. Jugando en campo contrario y aparentemente incomodando a un Elche que se había sentido muy dominador hasta ese instante. Incluso Kubo y Brais, que definió con un suave remate, estuvieron cerca de poner por delante a los suyos, pero, en un saque de falta, Gorrotxategi perdió la pelota en la salida y Núñez sirvió un gran centro que se traga Aramburu y que Álvaro convirtió en gol tras controlar a dos metros de la línea de meta y definir a la escuadra. A los pocos minutos, en una salida de balón local made in Sarabia excelsa, Zubeldia salvó la mejor acción coral de la noche.
¿Quién ha sido el mejor?
Sergio decidió pasar a jugar con un 4-4-2 en rombo, sin extremos, para ser agresivos y tratar de robar más por dentro. Aramburu, en un remate soberbio a centro de Sadiq, en una acción que había iniciado él con su recuperación, estuvo cerca de empatar.
La Real picó mucha piedra, aunque con el repliegue local le costara más generar ocasiones hasta que un buen robo, con pase incluido a Oyarzabal de Gorrotxategi, acabó en un penalti claro provocado por Sadiq. Mikel no falló y aunque la falta de credibilidad de la Real provocó que el Elche no ganara de milagro tras un servicio de Varela que defendió bien Aihen y un centro que salvó con apuros Remiro.
Seguimos sin ganar
Como sucedió en Vigo, fue como si la Real respirara aliviada tras empatar y se conformara sin buscar un segundo gol. Al menos, rascó un punto en un campo difícil y antes del parón. Pero sigue sin ser fiable y sin ganar lejos de Anoeta. Y ya van...