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Es un juego

Casi todos los días de todos los años se repiten en prensa, radio o televisión las mismas opiniones: es una vergüenza que un simple futbolista gane semejantes millonadas mientras que? La comparativa se suele hacer con médicos, maestros, etc. Esta temporada ha sido por los 10 millones que va a cobrar Messi. Entiendo esas opiniones y tienen su mucha razón, pero no toda del todo. Si se hiciese una liga nacional entre hospitales, 60.000 personas llenaran los estadios para ver el enfrentamiento entre el 12 de octubre y el Hospital de Cruces, hubiese periódicos de tirada nacional con ventas de cientos de miles de ejemplares llamados Anestesia Hoy o El Quirófano (diario esterilizado de la mañana) en los que enterarnos, por ejemplo, de que el camillero titular de la Ruber Internacional causa baja para la siguiente jornada por una conjuntivitis y hubiese un canal de televisión de pago llamado Bisturí TV y otros de radio en horario de máxima audiencia como El estetoscopio, que entrevistase desde un punto de vista humano y jacarandoso a la enfermera jefe del Monte Sinaí de Nueva York -que es de Utrera y el miércoles juega la final de la Copa Intercontinental ante el Olof Palme de Estocolmo-, las opiniones serían: es una vergüenza que un simple urólogo gane semejantes millonadas mientras que? En la India los buenos jugadores de cricket son millonarios y aquí estarían en el andamio. Irujo y Olaizola estarían en el andamio en la India. Ana Rosa Quintana cosería pantalones en Corea del Norte y a mí no me dejarían escribir y, con suerte, cosería pantalones. En los orfanatos de Kathmandú no lloraron cuando no le dieron los Juegos a Madrid. Les preocupan las cosas importantes de la vida y de vez en cuando, para olvidarse un rato de lo importante, se alegran viendo un regate de Messi.