Tomboleros

Fue el de ayer un gran día para los que somos un poco frikis en esto de las elecciones. Cumplimos con el ritual de revisar los boletines oficiales de los cuatro territorios de Hegoalde, escrutando las listas electorales que se han presentado para la cita de mayo. Lógicamente, en un ejercicio que tiene más de cotilleo que de análisis político, vino después una oleada de llamadas y mensajes para chequear nombres y apellidos, manifestar sorpresas por la inclusión o la ausencia de algunas personas y vaticinar éxitos o fracasos a las candidaturas.

Llega ahora el momento de las propuestas, aunque algunas de ellas circulan ya desde hace semanas. Repasando lo que va brotando, certificamos una vez más que es esta una buena época para no pocos diseñadores gráficos y estudios de arquitectura, que reciben apresurados encargos para que plasmen en una atractiva imagen lo que podría ser una nueva urbanización, un polideportivo nuevo, un parque o vaya usted a saber qué. Hay quienes tienen menos vértigo y se atreven a lanzar ocurrencias dignas de pasmo. La verdad es que se podría escribir un exitoso libro recopilando las mejores lindezas de las últimas décadas. Por ejemplo, la de aquel candidato que propuso la construcción de una telecabina o un funicular a Urbia.

Pedro Sánchez no se presenta a las elecciones, pero se juega mucho el 28-M, por lo que ha decidido echar un cable a su gente. Así, tras años de sequía, le ha dado por pregonar súbitamente la puesta en circulación de decenas de miles de viviendas, a una media de 10.000 por día desde el domingo 16, aunque muchas de ellas estaban ya anunciadas previamente. Todo ello, además, sin tener en cuenta aspectos como la disponibilidad o el ámbito competencial, qué más le da. No siempre es sencillo diferenciar entre la credibilidad del estadista y la locuacidad del tombolero: alguien debería advertirle al presidente que la calle empieza ya a hacer chistes con su repentina fogosidad inmobiliaria.