El Tribunal de lo Criminal de París consideró ayer culpables a 19 de los 20 acusados que durante casi diez meses han comparecido por su implicación en los atentados yihadistas del 13 de noviembre de 2015 que causaron 130 muertos y cientos de heridos en la capital francesa.

Los jueces declararon culpables por todos los cargos por los que estaban imputados a 19 de ellos, incluido Salah Abdeslam, el único superviviente de los comandos que llevaron a cabo las matanzas en la sala de espectáculos Bataclan, en varias terrazas de París y en el Estadio de Francia de Saint-Denis, y por el que fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

La sola excepción fue Farid Kharkhach, para el que el tribunal no retuvo una de las inculpaciones, la de terrorismo.

El tribunal declaró culpable a Abdeslam de asociación terrorista criminal ya que consideró probado que visionó vídeos de Daesh en el café Béguines de Molenbeek con la ayuda prestada por su hermano a su regreso de Siria y que luego se integró en la célula belga.

Los otros acusados por los atentados de París y Saint-Denis también se les considera culpables de todos los delitos, tal y como pedía el fiscal que solicitaba penas entre cinco años de prisión hasta la cadena perpetua contra los acusados, seis de los cuales fueron juzgados pese a estar en paradero desconocido y presumiblemente muertos en Siria.

Diez meses de audiencias

En casi diez meses de audiencias, nunca se había dado tanto tiempo de palabra a las víctimas, que pudieron intervenir tanto al principio como al final del juicio. De las 2.500 víctimas constituidas como parte civil, principalmente supervivientes o familiares de los 130 fallecidos en París, fueron unas 400 las que hablaron durante la vista.

Sus testimonios permitieron ver el impacto de los ataques en sus vidas: más allá de las pérdidas personales, la culpabilidad del superviviente, las heridas y una perdida brutal con la que la forma de vida anterior a los atentados se ha visto como una constante en estas personas.

Los silencios de Abdeslam

Sin duda la sentencia más esperada fue la cadena perpetua del francobelga Salah Abdeslam, el único superviviente de los comandos que causaron la muerte de 130 personas en Saint-Denis, en una explosión a las puertas del Estadio de Francia, y después en varias terrazas del centro de París, hasta acabar con la sala de conciertos Bataclan, donde se produjo la mayor matanza, 90 personas.

La actitud del terrorista, que pasó seis años en prisión en estricto silencio y evolucionó de mostrar una actitud chulesca en los juicios a llorar y pedir perdón a las víctimas, despertó también numerosas incógnitas.“Les pido perdón. Sé que el odio permanece pero les pido hoy que me odien con moderación”, dijo en una sesión con voz temblorosa.

Por primera vez, Abdeslam contó en el juicio que su misión era inmolarse en un bar del distrito 18 de París pero que tras entrar en el lugar y ver a los clientes renunció a hacerlo “por humanidad”.

Sin embargo, el tribunal, al igual que la fiscalía, considera que llevó un chaleco con explosivos y que si no lo detónó fue porque era defectuoso, no por “humanidad”.

EN corto

l Sala anexa La magnitud del juicio obligó a construir una sala separada en el Palacio de Justicia para acoger unas 500 personas, y se habilitaron además salas anexas para acoger a víctimas, acusados, magistrados y periodistas.

l Evitar retrasos. También hubo quejas por parte de la acusación y las víctimas de que otros numerosos testigos e investigadores que quedaron fuera de las audiencias por la obsesión del tribunal de ceñirse al máximo a la planificación, para evitar mayores retrasos que prolongaran el proceso.

l Contagios por covid. A lo largo de estos casi diez meses también hubo que proceder a los aislamientos a los acusados contagiados de covid, lo que supuso que el juicio se alargara más de un mes respecto a la que estaba planificado inicialmente.