El ego de los periodistas hace que cuando ocurre algo relacionado con una figura relevante nos lancemos a contar anécdotas que sólo nosotros conocemos porque las hemos compartido con ellos. Esos pasajes tienen más que ver con engrandecer al reportero, que con elogiar al artista. Así pues, de Benito Lertxundi podría contar que uno de los discos que más he escuchado es ...eta maita herria, üken dezadan plazera o que me emocionó cada vez que escucho Mirotzak, sin ser yo de Orio. Podría contar que compartimos algún conocido de Ez Dok Amairu, o que la primera vez que lo entrevisté, el 1 octubre de 2017, tuvo que pensar que tenía algún problema de vejiga: yo no hacía más que ir al baño de la cafetería de Orio en la que quedamos. No, iba al baño a vomitar del dolor que intenté ocultar por unos cálculos biliares por los que acabé hospitalizado ese mismo día, tras la entrevista. Estas anécdotas responderían al ego, pero de la siguiente ha dado cuenta este miércoles el propio Lertxundi en la rueda de prensa en Gernika. Así que me permito contar una historia de las bambalinas periodísticas.
El bardo de Orio, en alguno de sus últimos conciertos de 2023, dejó caer que se retiraba, algo que nos confirmaron un par de fuentes más. Por lo tanto, el pasado mes de mayo le llamé a través de Olatz Zugasti con intención de concertar una entrevista con él. Al estar dispuesto a contarme sus motivos, pensé que la exclusiva estaba hecha. Lertxundi fue muy amable y me contó todo lo que ayer explicó, pero me pidió que, por favor, no publicase nada. No quería enfrentarse a las llamadas de otros medios. “¿Como no vamos a dar una noticia que sabemos?, le pregunté. También le dije que, claro, entendía lo que me decía, pero que la última palabra la tenían mis superiores. “Esaiezu albistea ez argitaratzea nire alde egitea dela” (Diles que no publicar la noticia es actuar a mi favor). No hubo un argumento con más peso que ese. “Funtzionatu zuela dirudi” (Parece que funcionó), ha reído hoy. Claro que funcionó. Y es que callar también es labor del periodista.