Buena pregunta, me alegro de que me la haga. Pues sí, la verdad es que es como para preguntárselo y concluir que en realidad no se sabe, aunque vayamos tirando. Se suele decir que manda el Gobierno, salido de unas elecciones, para evitar admitir que eso es muy poco decir y que la respuesta viene a sugerir de manera perentoria que es mejor no meterse en honduras, que las cosas son como son y que esto es lo que hay, lo que me parece el colmo del entreguismo y la claudicación. Es posible que las cosas sean como están y que eso es lo que hay, pero no quita para que deban y puedan ser de otra manera. El Gobierno gobierna, pero está claro que el poder económico quita y pone, silencia o dirige a su conveniencia, sin mucho misterio, a las claras, nada de poderes ocultos y tenidas de encapuchados.

No hace falta ser conspiranoico para preguntarse quién manda aquí cuando el propio Gobierno admite no poder hacer nada para, por ejemplo, frenar el precio abusivo y asocial de la energía eléctrica que tiene que pagar el consumidor. Y no solo eso, sino que lo encubre, lo minimiza, pensando que la población está aquejada de idiocia y que traga lo que se le mande.

El precio de la energía eléctrica y de las fuentes de energía para la vida cotidiana del ciudadano es algo elemental, algo que atañe a una parte importante de la ciudadanía, cada día más numerosa, que entre contratos de trabajo basura, precios abusivos de la vivienda y encarecimiento progresivo de todos los bienes de primera necesidad se ve ahogada -las cifras salen de cuando en cuando como burbujas de ciénaga apestosa para desaparecer€ la alarma social, ya se sabe-, ¿y el Gobierno no puede hacer nada? Demagogia lo mío, lo sé, así que a comer y a callar, porque todo es demagogia, todo lo que no sea hablar a

favor del sistema y aplaudir.

Tampoco puede hacer nada el Gobierno contra un Consejo General del Poder Judicial que se niega a ser relevado y se enroca, y gana el pulso al Gobierno un día sí y otro también demostrando que los de las togas, las puntillas y los collarones son más fuertes que el propio Gobierno. Esto al menos está empezando a estar muy claro aunque de manera inútil. Día a día se va conformando un mundo cruel, autoritario, clasista hasta las cachas, de vencedores y vencidos, de amos y de siervos, salpimientes esto con demagogia de la buena o no. Demagogia es preguntar por los negocios del Borbón emérito que el propio Gobierno o su partido mayoritario, el PSOE, impide investigar a instancias de no se sabe qué ideología ni qué intereses. Demagogia es exigir que el Gobierno cumpla con lo prometido en su programa electoral, como es la derogación de esa ley de un régimen policiaco que es la ley mordaza, la que se ha revelado extraordinariamente eficaz en tiempos de crisis para evitar más alteraciones del orden público que las digeribles. Lo saben todos aquellos que han sido procesados y multados de manera abusiva.

Hay quien se pregunta que por qué no salimos en tromba a la calle. Buena pregunta, sí señora, pero me temo que se quedará sin respuesta y volando como un globito triste hasta desaparecer. Eso de salir a la calle a reclamar, exigir es cosa de rojos y de batasunos, de antisistemas, y eso nooo, antisistemas nunca, cuando menos quedarse a la sombra de la higuera a ver qué cae, que igual cae algo, aunque esté podrido. Estamos baldados, atemorizados también, mucho, por tantos motivos. De salir, salimos ufanos a las redes, me gusta, me gusta, me gusta, y nos apuntamos a toda clase de empresas solidarias, manifiestos, pero de lejos. La gente de orden, por su parte, saca pecho patriótico, pasea la rojigualda y come y calla, con la leyenda bordada en el babero por la tía monja€ Ah, que me dicen que eso es de antes más, de hace mucho. Es igual, en esas andamos, comemos y callamos, o bebemos y nos echamos arengas en kuadrilla, con la herramienta de pensar en la mano, porque de pronto la nuestra es la sociedad del bebercio, alborotado, callejero, imparable, en terraza o a pie firme, como centinelas en garita del

infierno. Bebe y calla.