DICE George Lakoff en su célebre y aplaudida obra, No pienses en un elefante que los marcos son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo. Mediante esas estructuras creamos ideas y de ahí los conceptos y después las palabras que los nombra. En euskera hay un refrán que dice "Izena duen guztia omen da", traducido como "todo lo que tiene nombre parece ser que es". El poder de nombrar, a través del cual colocamos cada denominación en un marco conceptual que implica valores y sentimientos de los que las audiencias generalmente somos inconscientes como nos recuerda Lakoff. Y afirma que ese lenguaje bien armado tiene el poder de definir las realidades una vez introducido y reiterado por los medios de comunicación. Algo que hemos podido observar en el comportamiento de los medios tras la gala de los premios Goya 2013. Y voy a tratar de explicarlo con lo acontecido tras las declaraciones de tres de los premiados: Candela Peña, Maribel Verdú y Javier Bardem.
La primera agradeció su premio con un discurso basado en su experiencia vivencial como familiar de un paciente fallecido en un hospital público y como madre recién estrenada que ha estado tres años sin trabajar. Como ella misma ha declarado, "no he reivindicado nada, he contado mi realidad". Maribel Verdú dedicó el Goya a las personas que está sufriendo por la grave situación económica actual y citó a Costa Gravas para criticar un sistema que roba a los pobres para dárselo a los ricos. Como ella misma declaraba después "dediqué mi Goya a todas las personas que lo están pasando mal en España y desafortunadamente son muchas. Nunca hablé de ninguna opción política, solo critiqué un sistema injusto que permite que ocurra esto". Y por último Javier Bardem agradeció el premio diciendo que era "un día triste para el Sáhara, para los defensores de los derechos humanos en general" por las duras condenas impuestas a 22 activistas saharauis. Y afirmaba "que el Estado español y el gobierno deberían oponerse rotundamente a tan injusta y desproporcionada condena". Además denunciaba la situación de desahucio que padece el pueblo saharaui desde hace 35 años comparándola con la situación española actual. De él no he encontrado declaraciones posteriores pero antes de la gala declaraba que "cualquier sitio es idóneo para declarar lo que sea necesario. Lo que no es idóneo es hacer cortapisas, ni responder a una oficialidad".
Y esto es lo que ha ocurrido pero en otro lugar, en el campo mediático y en la opinión pública. Si nos atenemos a las declaraciones de estos tres artistas podemos establecer tres ejes discursivos: Candela Peña denuncia la situación dolorosa que ha padecido por las consecuencias de la crisis; Maribel Verdú denuncia un sistema al que califica de injusto y cruel y Javier Bardem denuncia la vulneración de los derechos humanos del pueblo saharaui y pide al Estado español que lo condene. Pero tras la fiesta llega la resaca y entre las noticias que encontramos los días posteriores a la gala, primero en los periódicos conservadores de mayor tirada, y después en el resto, destacaban dos. Una sobre Maribel Verdú que contaba que la artista había sido la imagen de una compañía de créditos hipotecarios y otra con las declaraciones del director del hospital público donde había fallecido el padre de Candela Peña, asegurando que sus palabras no eran ciertas y que no le constaba ninguna denuncia de la artista ni de sus familiares. No he encontrado ninguna que cuestione lo denunciado por Javier Bardem pero tampoco he encontrado ninguna en la que su eje discursivo haya sido desarrollado.
Desde que en la década de los 60 Cohen presentara la teoría de la "Agenda Setting" y en la década de los 70 Mc Combs y Shaw la probaran científicamente, se han desarrollado más de 200 investigaciones que corroboran lo que ya aventuraba Cohen, "que la prensa no tiene mucho éxito en decirle a la gente qué tiene que pensar pero sí lo tiene en decir a sus lectores sobre qué tienen que pensar". Nada nuevo bajo el sol. Pero lo destacable en este caso es cómo los periódicos denominados progresistas y las y los simpatizantes con lo que algunos denominan "wiki-izquierda" aceptan y admiten esos lugares comunes que la prensa mediática conservadora sirve en bandeja tras haber mostrado antes de la ceremonia el miedo a la fiesta "reivindicativa" que supuestamente iban a realizar los académicos del cine. Ya lo decía Cervantes "ladran Sancho, señal que cabalgamos".
Pero los medios progresistas y por ende los seis tipos básicos de progresistas que existen desde el punto de vista de la ciencia cognitiva, la que estudia los modos de pensar de las personas (los progresistas socioeconómicos, los progresistas de la política identitaria, los ecologistas, los progresistas de las libertades civiles, los progresistas espiritualistas y los antiautoritarios) no son capaces de nombrar su marco, los valores donde todos se encuentran: el sufrimiento que están padeciendo muchas personas por la crisis y sus recortes, que exponía Candela Peña, la crítica al sistema injusto y corrupto en el que vivimos que expuso Maribel Verdú y la denuncia sobre la vulneración de los derechos humanos del pueblo saharaui y la nula respuesta del Estado español y de su gobierno ante ella, que explicó Bardem. En esos tres lugares todos los tipos de progresistas se identifican, ya que comparten los mismos valores, aunque sean de distintos tipos de progresismo.
Porque como nos recuerda Lakoff, pensar de modo diferente requiere hablar de modo diferente y eso nunca va a ser posible si continuamos con afirmaciones tales como "no se puede llevar una pegatina contra los recortes mientras tu nieto nace en una clínica de lujo". La incoherencia está en este mensaje no en llevar la pegatina. Vivo en un lugar donde toda persona con empadronamiento igual o superior a tres años tiene derecho a recibir una renta de garantía de ingresos dirigida a las personas integradas en una Unidad de Convivencia que no disponga de ingresos suficientes para hacer frente tanto a los gastos asociados a las necesidades básicas, como a los gastos derivados de un procesos de inclusión laboral o social. Y esto es una política pública porque la mayoría social vasca, desde el que vive en una vivienda de lujo hasta el más precario, están de acuerdo en un marco: la dignidad humana es un derecho de todo ser humano y ese derecho debe ser garantizado. Y aunque el mensaje del miedo se expande muy rápido y se contagia a la velocidad de la luz, los inmigrantes son generalmente los protagonistas, parece que la mayoría sigue apostando por lo mismo sea cual sea su situación económica y su forma de consumir. Por supuesto que se puede estar a favor de la educación pública y de la sanidad pública aunque tú no la uses y claro que se puede creer y defender que los derechos básicos universales del ser humano, salud, educación y cultura deben estar garantizados para todas y todos. Aunque vivas en La Moraleja. Lo que no nos podemos permitir es seguir ejercitando este cainismo absurdo y sin sentido que tan bien fogarizan los medios conservadores. Y lo ocurrido con la gala de los premios Goya, por desgracia, no es más que un pequeño ejemplo de lo que sucede cotidianamente