ESTá todo pensado, así que vaya rebuscando en las viejas cintas de casete, el que ya tenga una edad (el resto que lo busque en Youtube), porque no tardará en convertirse en sintonía diaria el estribillo que popularizó Korroskada hace un trillón de años: "Yo quiero ser torero, torero yo quiero ser... torero, mucho dinero, para gastarlo como yo quiero". El PP ha conseguido retroceder en el tiempo y los toros vuelven a Televisión Española el 5 de septiembre a media tarde (sí, en pleno horario infantil protegido) así que, como ocurrió en su día con la Fórmula 1, no tardarán en petar los telediarios, y el resto de la programación, de grana y oro para amortizar el gasto. Ya veremos cuánto tarda el PP en poner a un torero como nuevo personaje de Los Lunnis, aunque sea para enseñar a contar hasta 22. Mientras tanto, a los futboleros les toca buscarse la vida para ir a un estadio un domingo o un lunes a las diez/once de la noche, tras quedar convertido el deporte rey en el nuevo golf de señoritos que no tienen que levantarse a las seis de la mañana para ir al tajo al día siguiente. Sumen a esto los chavales que se tendrán que quedar en casa o irse a la cama sin poder animar a su equipo -hay pelis porno que empiezan en la tele antes de que arranque la segunda parte del partido- y verán que esas noches los estadios van teniendo más calvas que Illunbe esta Semana Grande. Barcelona ya ha pedido a los clubes de fútbol que paguen el sobrecoste que conlleva ampliar el horario del transporte público -30.000 euros la hora- y lamenta la "tontería" de empezar tan tarde los partidos.