Imagínate que a tus 18 años estás en clase, cursando el último año de bachillerato en un pequeño e invernal pueblo Noruego perdido de la mano de Dios, y de pronto recibes un mail en medio de clase de Historia. El remitente no es otro que una persona del equipo Balenciaga (sí, la firma de moda) que ha seguido tu cuenta de Instagram y dice que quieren colaborar contigo. Pues más o menos eso es lo que le ocurrió a Inti Wang a finales de 2018. Como hubiera hecho cualquier persona de a pie, esperó a finalizar las clases para poder leer atentamente aquel mensaje. ¿Y en qué consistía la propuesta? Pues básicamente en que Balenciaga le enviaba varias prendas para que, con total libertad creativa, Wang las interpretara, las vistiera y les enviara algunas fotos para usar en redes sociales. Lo que ninguna de las dos partes se imaginaba en aquel momento era que aquello solo era el inicio de una relación que culminaría este verano con la participación de Inti en la Semana de Alta Costura de París. 

Sin embargo, no era la primera vez que el modelo desfilaba para Balenciaga, ya que participó también en el show de presentación de la colección primavera-verano 2020. Justo aquello fue un punto de inflexión en la vida del modelo, ya que desde entonces se convirtió en uno de los imprescindibles de la marca del grupo LVMH, participando en todos los desfiles recientes. “Lo he hecho todo: he estado en un vídeo musical, un videojuego, una tormenta de nieve, un salón de alta costura... Es un poco loco”, asegura.

Inti Wang, en el desfile de Balenciaga.

No binario

“Para mi primer desfile usé un traje y en esta última colección he llevado un vestido de cuento de hadas, más bonito que el que pude llegar a imaginar en mis sueños. Siento que el círculo se ha completado y representa totalmente mi evolución como persona”, asegura ahora.

Por si alguno se lo está preguntando, Inti es una persona que se identifica como no binaria, ya que no se encuentra interesada en ajustarse a los estándares del binarismo de género. Según ha declarado en diferentes ocasiones, la férrea imposición de la sociedad hace que prefiera generar un misterio en cuanto a su identidad para los demás y que éstos hagan libremente su interpretación. “Cuando la gente me pregunta si soy niño o niña, les digo: Tú decides”, finaliza. Esta es una de las razones por las que le resulta especialmente cómodo trabajar con Demna Gvasalia, así como con el resto de diseñadores que prescinden de las etiquetas comúnmente usadas por la sociedad. “No quiero ponerme en una caja. Me gusta ser fluido, indefinido”, concluye. 

En la Alta Costura de París

Los salones de Balenciaga del número 10 de la Avenida George V (donde el diseñador español tuvo su primera tienda en Francia en 1937), se abrían el pasado mes de julio para acoger un desfile especial, y no solo por la magia que contenían los diseños creados por Demna Gvasalia, director creativo de la marca, sino porque se lograba también subir por primera vez a Kim Kardashian y Nicole Kidman a una pasarela.

Sin embargo, para sorpresa de muchos y a pesar de los grandes nombres, el georgiano escogió un rostro hasta entonces desconocido para cerrar su desfile, algo que todos pensaban que haría la supermodelo Naomi Campbell. El afortunado que lució un fantástico y voluminoso vestido de gala rosa fue Inti Wang.

Pongámonos en situación. La leyenda británica del modelaje Naomi Campbell aparecía sobre la pasarela en lo que parecía el broche de oro al desfile. Poco más se podía esperar cuando paseó enfundada en un opulento vestido negro que se alzaba hasta su mentón como una especie de copa. Pues bien, ese no era el final. Justo en ese momento apareció en el monocromático salón de Balenciaga un Inti Wang sereno e impoluto luciendo un inmenso vestido rosado que se iniciaba en su hombro izquierdo con un escote asimétrico del que se desprendía una capa, y finalizaba con una falda. Se trataba del look número 58 (previo al vestido de novia final) y lo completaban unos guantes negros que solo dejaban los hombros al descubierto y un maquillaje que centraba toda la atención en sus ojos. Unos instantes antes, personalidades como Kim Kardashian, Dua Lipa, Bella Hadid y Nicole Kidman habían hecho su respectiva aparición en el desfile.

“Demna hizo el vestido especialmente para mí, lo que lo hace mucho más especial”, contaba con entusiasmo Wang una vez finalizado el desfile. Y no es para menos. “Al principio pisé sin querer el tul y me di cuenta de que tenía que levantarme el vestido o me iba a caer. Pero al final todo salió de maravilla. Y desfilar con una modelo de la talla de Naomi Campbell fue también un momentazo en sí mismo”.

A la magia de ese instante hay que sumarle que el vestido en sí tenía un significado muy especial para Inti, algo que muy pocos conocían pero que él mismo relató posteriormente. “Mi primer recuerdo en relación con la moda es ir a una tienda benéfica de la Cruz Roja con mi madre. Encontré un vestido morado abullonado de raso y me lo probé con unos tacones de princesa de cristal, lo que es curioso porque era muy parecido al que llevé en el desfile de Balenciaga”, ríe Wang. “Tenía siete años cuando pasó aquello, y desde entonces ni mi padre ni mi madre han cuestionado nunca mi forma de vestir”.

Una vida entre culturas

La vida de Inti es tan atractiva como las sensaciones que genera sobre la pasarela. Vive en la calma de su casa en el campo noruego, pero este modelo de 22 años nació en Cajicá, Colombia. “Mi papá estaba de mochilero por Colombia y se encontró con mi madre en Bogotá, en el barrio La Candelaria. Eso fue en los 90. Y de esa unión nacimos mi hermano mayor y yo”, recuerda. Su vida ha estado siempre unida al arte en sus diferentes expresiones, ya que su madre es escultora y su padre fotógrafo. Ha crecido entre dos pasiones y dos países. “La idea de mis padres era que tuviera la cultura de los dos lugares, y estoy muy agradecido por eso”, reconoce.

Y por si todas estas influencias fueran pocas, sus padres tenían un grupo de artistas que se llamaba El Parche (que ahora es un espacio de arte independiente y de residencias artísticas en Bogotá) y viajaban con ellos por todo el mundo.

La vuelta de Balenciaga

Fue en enero de 2020, durante la Semana de la Alta Costura de París, cuando Balenciaga anunció por todo lo alto que regresaba a sus raíces y que volvería a presentar una colección de alta costura. “Forma parte de la fundación de esta casa”, confesaba en un comunicado. Se confirmaba así su vuelta a los refinados salones de la alta costura 53 años después de que el maestro de Getaria los cerrara. Lo cierto es que desde que llegó a la dirección creativa de la casa el creador georgiano Demna Gvasalia en 2015, sustituyendo al norteamericano Alexander Wang, no ha hecho más que cosechar éxitos para la marca.