En medio de un fuerte dispositivo de seguridad en Ciudad de México, Ovidio Guzmán, uno de los hijos de Joaquín el Chapo Guzmán y quien fue detenido en la madrugada del jueves en la ciudad de Culiacán, estado de Sinaloa, fue trasladado ayer al penal donde fue recluido y del que se fugó su padre.

En una estrategia de seguridad y para no hacer pública la información, debido al caso, las autoridades mexicanas enviaron primeramente un convoy de ocho vehículos desde la Fiscalía Especializada en Materia de Delitos Organizada (FEMDO) en la capital mexicana y poco después desde el mismo lugar partió un helicóptero. Ambos casos salieron desde la FEMDO con destino al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1 Altiplano –conocido también como el penal de Almoloya–, ubicado en Estado de México, donde fue recluido su padre y del que se fugó en 2015.

La detención de Ovidio Guzmán ocurrió en la madrugada y derivó en diversos bloqueos, agresiones a balazos y autos incendiados en la ciudad de Culiacán, capital del estado de Sinaloa, noroeste del país. Tras su captura, las Fuerzas Armadas trasladaron al hijo del Chapo a la capital mexicana y lo pusieron a disposición del agente del Ministerio Público federal para determinar su situación jurídica.

La detención de Ovidio povocó caos durante casi todo el día en la ciudad de Culiacán, donde se generaron actos violentos, entre ellos unos 19 bloqueos con vehículos incendiados y agresiones armadas, incluyendo el Aeropuerto de Culiacán y la base aérea número 10. Además, se cerraron todos los accesos a Culiacán, cuatro de ellos desde la ciudad de Los Mochis y dos más en la salida hacia Costa Rica, Sinaloa.

Además, Ovidio Guzmán, junto a su hermano Joaquín Guzmán, es acusado en EEUU por cargos de asociación delictuosa relacionados con drogas ilícitas. Los hermanos se asociaron para distribuir cocaína, metanfetaminas y marihuana en EEUU de 2008 al 2018.