El 7 de junio de 1776, viernes, fue un día de mucho trabajo en Philadelphia (Pennsylvania). El Segundo Congreso Continental se había reunido el 10 de mayo de 1775, congregando a los representantes de las trece colonias en la casa del estado en Chesnut Street, a cinco manzanas de la orilla del río Delaware.

Las relaciones entre las trece colonias y la corona británica se deterioraban rápidamente desde el fin de la Guerra de los Siete Años en 1763. La aplastante victoria británica había resultado proporcional al endeudamiento del tesoro público y el parlamento buscaba hacer pagar su guerra a las colonias mediante la imposición de tributos y obligaciones. El proyecto de ley del secretario de hacienda Charles Townshend fue aprobado por el parlamento entre el 5 y el 29 de junio de 1767. Samuel Adams y James Otis, miembros de la cámara de representantes de Massachusetts, escribieron la carta circular al resto de las asambleas coloniales declarando que el Parlamento británico no tenía derecho a imponerles impuestos. Cuando Lord Hillsborough, secretario de estado para las colonias, ordenó al Tribunal General de Massachusetts que la revocara, la cámara decidió desobedecer por un amplio margen de 92 votos contra 17. Paul Revere, un famoso orfebre de Boston, labró el Liberty bowl en recuerdo de los “gloriosos noventa y dos”. Hoy sigue siendo un símbolo presente en muchos de los hogares de la república.

El rey George III reaccionó como lo hacen los reyes, ordenando la ocupación militar de Boston en el otoño de 1768. Ello provocó encuentros progresivamente más violentos entre las tropas y los bostonianos, desembocando en la masacre de 1770. La ilustración de Revere del grupo de soldados británicos haciendo fuego sobre los manifestantes desarmados avivó el sentimiento antibritánico en las colonias. El 5 de marzo de 1771, en conmemoración del aniversario de la masacre de Boston, Revere organizó una “exposición impactante” en su casa, situada frente a la plaza Old-North. Colocó copias en tela de tres de sus litografías sobre la masacre en las ventanas de su casa. Iluminadas desde dentro, los lienzos ofrecían una imagen espectral de los sucesos. Tal como registró el Boston Gazette, “todo estaba tan bien organizado que los espectadores, muchos miles, fueron golpeados por un solemne silencio y sus rostros se cubrieron con una melancólica oscuridad. A las nueve en punto las campanas tocaron un tañido lúgubre, hasta las diez; entonces se retiró la exposición, y el pueblo se fue a sus casas”. Si bien Revere es mejor conocido por ser el “jinete de la medianoche” celebrado en el poema de 1860 de Henry W. Longfellow, su ilustración de la matanza de Boston fue una de las chispas que inició la rebelión.

Y cuatro años después estalló la guerra. El Himno de Concord de Ralph Waldo Emerson (1837) menciona “el disparo que se escuchó en todo el mundo” que detonó en el Old North Bridge de Concord, Massachusetts, a las 11 de la mañana del 19 de abril de 1775. De hecho, unas horas antes se habían realizado varios disparos en Lexington, Massachusetts, donde murieron ocho milicianos estadounidenses intentando frenar el avance de las tropas británicas a Concord. Este encuentro armado marcó el inicio de la guerra revolucionaria. El 23 de agosto el rey volvió a reaccionar y declaró a los colonos “en estado de abierta y declarada rebelión”.

A partir de la primavera de 1775, el Segundo Congreso Continental se convirtió en el gobierno de los insurrectos con tres misiones fundamentales: reunir un ejército y dirigir la guerra, nombrar diplomáticos y establecer alianzas internacionales y, legislar sobre la vida en las colonias. Uno de los diputados de aquella asamblea era Richard Henry Lee, que había sido elegido delegado del Primer Congreso Continental en representación de Virginia en agosto de 1774. Siguiendo las instrucciones de la Convención de Virginia, el 7 de junio de 1776 Lee presentó una moción ante el Segundo Congreso Continental en la que proponía declarar la independencia: “Se resuelve: Que estas colonias unidas son, y por derecho deben ser, estados libres e independientes, que están eximidas de toda lealtad a la corona británica, y que la conexión política entre ellas y el estado de Gran Bretaña es, y debe ser, totalmente disuelto”.

El Pennsylvania Evening Post y el Pennsylvania Gazette publicaron la noticia al día siguiente.

La moción de Lee en tres partes

La moción de Lee contenía tres partes: la declaración de independencia, un llamamiento a formar alianzas con potencias extranjeras y un plan para crear un nuevo estado bajo la forma de una república confederal. El 11 de junio de 1776, el Congreso nombró tres comités, el primero para redactar una declaración de independencia, el segundo para redactar el plan de alianzas y, el tercero para discutir una constitución que diera forma política a la nueva república.

El Congreso decidió aplazar la votación sobre la propuesta de Lee hasta el 2 de julio para dar tiempo a los diputados a consultar con sus respectivas asambleas coloniales. En esa fecha, el Congreso adoptó la primera parte de la moción, y declaró la independencia con los votos de doce de las trece colonias. El diputado de New York no emitió su voto hasta que la recién elegida Convención confirmó su resolución el 9 de julio siguiente. El plan para hacer tratados internacionales fue aprobado en septiembre y el proyecto de confederación no se puso en marcha hasta noviembre de 1777.

La asamblea designó un comité para redactar la declaración de independencia compuesta de cinco diputados de diferente procedencia, John Adams de Massachusetts y Roger Sherman de Connecticut, del norte; Benjamin Franklin de Pennsylvania y Robert R. Livingston de New York, de las colonias centrales; y un sureño, Thomas Jefferson de Virginia, que presidía el comité. Este último se encerró en su pensión de Philadelphia el 11 de junio y finalizó el primer borrador de la declaración tres semanas después. Se inspiró en los códigos existentes como la Declaración de derechos de Virginia e incorporó ideales de la Ilustración y las palabras de la moción de Lee. La mayor preocupación de Jefferson era que la declaración sirviera como “expresión del espíritu estadounidense”. No le gustó que el resto de sus compañeros y otros miembros del Congreso “destrozaran” su redacción original con la inclusión de 86 enmiendas… Especialmente se lamentó de que eliminaran la parte en la que culpaba al rey George III del comercio de esclavos.

200 copias

El 4 de julio se ratificó la declaración. John Dunlap, impresor oficial del Congreso, compuso las planchas esa misma noche e imprimió unas 200 copias. Cuando una de esas reproducciones llegó a manos del rey, su respuesta oficial el 31 de octubre de 1776 fue afirmar que los estadounidenses estaban “equivocados” en “su extravagante e inadmisible reivindicación de independencia” y pasó a informar al parlamento de la exitosa victoria militar sobre las tropas del general George Washington.

El museo de bellas artes de Boston, que exhibe el Liberty bowl de Paul Revere, dice que éste es uno de los “tres tesoros históricos más preciados” de la república junto con la declaración de independencia y la constitución. Es indudable, la independencia es el tesoro más preciado de un pueblo libre. Las palabras de aquel y otros reyes sobre supuestos estados de dominio y dependencia acaban por olvidarse. l