Desde ayer Donostia tiene unnuevo alcalde, Jon Insausti Maisterrena. De forma independiente de a quién se le da el voto, hay que desearle buena suerte, temple y ganas de pelear por una ciudad mejor. Porque su ciudad es nuestra ciudad, la de todas y todos.
Siendo el Ayuntamiento la institución más próxima a la ciudadanía, también son las alcaldesas y los alcaldes los mandatarios que mayor presión soportan, porque tienen potestad sobre nuestros jardines, nuestros portales, nuestras aceras, nuestras calles, nuestros parques... Y a cada cual le aprieta su zapato. Por ello, insisto, hay que desearle suerte para que todo vaya como Donostia lo merece.
Quizá nos tocará a la ciudadanía practicar un poco el ejercicio de huir del “no en mi jardín”. Y le tocará al alcalde repartir lo que cada cual no quiera en su jardín en diversos jardines o en ninguno. Aseguran quienes han ostentado este cargo que es todo un honor. De acuerdo, así es. Pero es también una responsabilidad que conlleva escuchar la respiración en la nuca. Es cierto que hay que marcar de cerca a quienes otorgamos el voto y a quienes se lo otorgan nuestras vecinas. Es importante que sepan que estamos atentas. Lo que no vale es mirar hacia otro lado y, después, dejarnos llevar por la corriente.