La búsqueda de la memoria, la justicia y la verdad de lo que ocurrió en Euskal Herria avanzó ayer un paso más en Donostia. El Ayuntamiento colocó una placa en el barrio de Intxaurrondo en recuerdo de Mikel Zabalza. Ya son 32 los distintivos en recuerdo de otras tantas víctimas de la violencia de ETA, Comandos Autonomos, Batallón Vasco-Español, fuerzas policiales, etcétera. Las placas se incrustan en la acera, en el lugar en el que fueron asesinadas, como hitos que simbolizan que la ciudad en la que murieron no les olvida y quiere mantener vivo su recuerdo. En esta ocasión, el Ayuntamiento ha querido dejar testimonio de la muerte violenta que padeció Mikel Zabalza colocando la lámina en la calle Baratzategi de Intxaurrondo, a escasos veinte metros de la barrera que da acceso al cuartel de la Guardi Civil, adonde lo llevaron detenido hace ya casi cuarenta años. ‘Non dago Mikel?’ fue la pregunta de aquellos angustiosos veinte días hasta que apareció muerto en aguas del Bidasoa. Entonces, el Gobierno español trató de colar la inverosímil versión de que se escapó cuando iba esposado acompañado por agentes de al Guardia Civil. Frente a la resistencia del Estado a admitir su responsabilidad, la placa se convierte en el reflejo de la verdad en el lugar en el que ocurrió. No es la verdad oficial, pero si es la verdad política y social, asumida hasta por los que pidieran la suspensión del homenaje.