No sé si fue una sorpresa, pero impresionó descubrir el enorme apoyó que recibió el partido de Marine Le Pen en Iparralde en las pasadas elecciones europeas. La reacción ante este golpe de realidad no se hizo esperar y en la primera vuelta de las legislativas, el Frente Popular volteó el marcador que espera confirmar hoy con una victoria que deje a la extrema derecha sin representantes en las tres circunscripciones vascas. Será la aportación de Euskal Herria al objetivo general de frenar a los ultras. Los sondeos no dudan de la victoria de la formación de Le Pen, pero el cordón sanitario, con la retirada de 200 candidatos para concentrar el voto en el aspirante más votado podría funcionar con el fin de evitar la mayoría absoluta. La realidad es que, casi sin darnos cuenta, los partidos extremistas y populistas han avanzado hasta posiciones impensables el siglo pasado, cuando Europa se creía vacunada contra este tipo de discursos. ¿Media europa se ha vuelta ultra? Es la pregunta que se hacen los expertos que tratan de desentrañar las razones de esta decantación de millones de ciudadanos hacia alternativas que ponen en riesgo la democracia tal y como la hemos entendido en los últimos tiempos. En esta parte de Euskal Herria, no hay signos de que la extrema derecha que representa Vox tenga visos de progresar. Pero como lo podemos comprobar en Europa, la familia ultra puede adoptar múltiples formas y expresiones e igual la nuestra está por inverntar si se dan las condiciones.