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Mesa de Redacción

Carlos Marcos

Las fiestas duelen

Las fiestas duelenN.G.

Hay días que no quieres escribir de lo que se supone que ibas escribir. No sé si es una lucha entre mente y corazón, que diría alguno. O son las vísceras las que asoman para decir que no. El caso es que escribir, como leer, dicen que es terapéutico, pero también es una cabronada. A mí me pasa cuando se acerca el primer domingo de mayo. Mañana. Estoy ya con la alerta puesta toda la semana, así como tenso y de mala hostia, y según se acerca el día pues voy a peor. Por muy invento comercial que digan que es. Pero también pasa en los cumpleaños. En el suyo y en el mío. Y en la puta navidad, que ya perdió la mayúscula. Sabías que la fecha en la que se esfumó la ibas a odiar para siempre con todas tus fuerzas, pero nadie te había contado que las que eran sinónimo de algo bueno también se joderían. Si a la lista vas sumando otros familiares escapistas, los tachones te ponen perdido el calendario y las ganas de escribir. A veces, ya digo, lo esquivas y recurres a alguna cosa trivial que, por suerte, no destacas por lo profundo de tus textos (así que quién lo va a notar); otras, como hoy, tiras para delante con el tema para al menos desear a quien se asome a este rincón de la página en multipropiedad que, si puedes y tienes con quién, mañana paséis un día cojonudo.