Las conversaciones sobre los ciclistas y sus conductas sobre la bicicleta la he tenido con muchos conductores: que si se saltan los semáforos, que van en grupo, que no dejan paso, etcétera. Pero quienes manejan ese discurso a menudo se olvidan de que las mismas personas que montan sobre dos ruedas son las que luego conducen otro tipo de vehículos o que caminan por la calle cual mono con pistola. Y que como en todo, hay peatones, ciclistas y conductores que no tienen un mínimo de consideración hacia el resto de usuarios de la vía que compartimos. Y que a menudo el que no respeta a los demás, no lo hace ni a dos patas, ni a cuatro; ni sobre dos ruedas, ni sobre cuatro. Como conductor, he podido comprobar la creciente desidia de peatones, ya ni hacen ademán de cruzar y cuando llega un paso de cebra, saltan a la vía mirando al móvil y con cierta chulería, como si el conductor debiera leerle el pensamiento. También cómo un señor prefirió seguir acelerando hasta el mismo culo del coche que le precedía, y frenar brusco al final, todo para no dejar incorporarse a quien llevaba tiempo embotellado tras un camión en el carril lento, indicando el cambio de carril. Pero siempre uno de estos personajes, será muchísimo más peligroso al volante de un vehículo motorizado que en bici o a pie. Cosas de vivir deprisa.