Resulta que José y Narcisa, como antes lo hicieron Mercedes, Elena o María Ángeles, se tienen que plantar en plena calle para denunciar públicamente que la deuda hipotecaria les consume. Resulta que lo hacen frente a uno de los grandes bancos españoles que entre enero y junio se han anotado un beneficio neto conjunto de 12.386 millones de euros, un 20,2% más que un año antes, gracias a la mejora de los márgenes. Resulta que todas estas entidades están adheridas voluntariamente al Código de Buenas Prácticas, porque queda muy bien ante la clientela. Y resulta que, cuando esas familias necesitan ayuda, no les informan debidamente de ello. Y resulta que esos mismos bancos, como ahora José y Narcisa, también necesitaron ayuda en su día. Y se la dieron. Y resulta que la factura del rescate bancario sigue aumentando año tras año cuando ya se han cumplido quince desde el estallido de la crisis financiera de 2008. Y resulta que allá por el mes de junio de 2012 el presidente del Gobierno por aquel entonces, Mariano Rajoy, defendía que el rescate a la banca “lo pagarían los propios bancos”. Y resulta que una década después, de los 58.000 millones que inyectó el Estado al sector financiero, solo ha recuperado unos 6.000 millones, apenas el 10%.