Diez años después de aquel plato de pasta vuelvo a la calle Saint-Jean de Lyon. Google Maps ayuda a regresar a los lugares de felicidad. Como lo fueron muralla de Carcasonne y sus bocatas americains, o la calurosa habitación de camping que nos acogió en Avignon horas antes de la chilena de Antoine Griezmann. Google avisa de que el tiempo se ha llevado aquella pequeña terraza de Lyon en la que fondeamos en una época en la que, cosas de la edad, explorábamos más las bebidas que las comidas. Tras el check-in en un hotel de suburbio, noche de fútbol y gloria para rematar ese viaje deseado durante meses y planificado en días. Como las 6.000 almas realistas. Lyon fue la última descarga eléctrica de uno de esos veranos en los que Jamie Cullum visitaba Donostia para poner la playa a bailar al son de Mixtape. Diez años después, protagonistas de aquel viaje han salido de escena por razones que la razón no alcanza. Ojalá vuelvan. Londres, Milán, Gelsenkirchen y San Petersburgo pudieron cruzarse en un destino que sorteo mediante mandó la Real a 50 kilómetros de donde nació Griezmann, que en aquella patada en el aire dio sentido a esa vida que se buscó lejos de Lyon. Diez años después, faltan 10 días para otro sorteo de Champions. Semanas de ilusión vital por vivir la siguiente chilena.
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