Una pareja que transitaba a pocos metros de mí hacia las diez de la mañana de ayer buscaba un lugar para tomar un café con leche al sol. Rondaban los seis grados. Se les veía felices, animados por las horas crecientes de luz, y ansiosos por que llegue el verano, a poder ser saltándose la primavera. “Se nos va a hacer largo”, comentaban entre ellos. Horas después, en la redacción, escucho la misma frase. En esta ocasión, el ansia no era por alcanzar la estación calurosa para ir a la playa, sino por haber dado carpetazo a las elecciones municipales y forales que nos esperan. El olorcillo a urna lo notamos especialmente los periodistas, muchas veces para bien, porque surgen muchas más noticias de lo habitual, un chorreo informativo que se corta por ley cuando la campaña empieza de manera oficial. Por eso, en estos meses previos salen de los cajones ideas y propuestas que han estado medio muertas durante tiempo y, por una cosa o por otra, relucen de nuevo. Muchas promesas de cuatro años atrás terminan cumpliéndose. Pero también nos llegan convocatorias de actos y ruedas de prensa con índices de interés que no llegan al aprobado. Interés tienen, sí, pero para quienes salen en la foto. Y los que tenemos que informar, sudamos para que interesen a alguien más.