El mercado de la Bretxa, que abrió sus puertas en 1870, inició ayer la celebración de sus 150 años de vida con la entrega de una placa de reconocimiento al chef Juan Mari Arzak, que recogió en su nombre su hija, la también cocinera Elena Arzak. El presidente de los asentadores del mercado, Salva Aguirre, recordó que, antes y ahora, la relación de los vendedores con la clientela, así como la calidad del producto, han sido señas de identidad del espacio. Asimismo, recordó que, tras 20 años en el subterráneo actual, llevarán a cabo próximamente una nueva mudanza al piso a ras de calle del edificio Pescadería.

Al acto asistieron numerosos comerciantes de La Bretxa así como el alcalde, Eneko Goia, el diputado de Medio Rural, Imanol Lasa, y la viceconsejera de Comercio del Gobierno Vasco, Isabel Muela. Goia consideró que el mercado de la Parte Vieja es “toda una institución” y señaló que los platos de alta cocina que se han hecho famosos muchas veces surgieron de compras en sus puestos. Por ejemplo, recordó el pastel de pescado, difundido por medio mundo por Juan Mari Arzak y que había sido creado por el bar Astelena. El alcalde añadió que con el cambio del ubicación de los puestos al edificio Pescadería, junto a la calle, espera que el mercado “recupere la importancia que nunca quiso perder”.

Lasa puso el acento en la labor de los baserritarras y los productores locales, sin los cuales el mercado no tendría razón de ser, mientras que Muela recordó que los 18 mercados del País Vasco son también “atractivos turísticos”.

Para conmemorar su 150º aniversario, la asociación de comerciantes de la Bretxa Bretxakoak ha diseñado un programa de actos, que incluye la publicación de un recetario de cocina familiar, una pegatina para identificar a los restaurantes que compran en La Bretxa y una exposición conmemorativa, entre otras actividades.