condicionada en las instalaciones del antiguo Hotel Saturraran en un momento en el que el edificio funcionaba como Seminario de Menores, la cárcel de mujeres que los sublevados franquistas pusieron en marcha junto a la coqueta playa mutrikuarra fue una de las prisiones de mujeres más importantes del franquismo. No en vano, apenas estuvo seis años en funcionamiento (de 1.938 a 1.944) pero entre sus paredes vivieron cerca de 4.000 reclusas (según una investigación de la sociedad de ciencias Aranzadi, un año antes de su cierre, en 1.943, aún contaba con una población de 1.050 internas, la mitad de las que había en el Estado).

Además, se calcula que unas 177 personas (120 mujeres y 57 niños) perdieron la vida en la prisión de Saturraran, que constaba de cuatro pabellones, una buhardilla, una capilla, una enfermería y una cocina. Todo ello, con la particularidad de que fuera del edificio central también había varias celdas de castigo (estaban situadas en unos agujeros abiertos bajo un riachuelo) que sembraban la psicosis en las internas ya que, dada su ubicación y teniendo en cuenta que las penas podían durar un mes, el riesgo de desarrollar allí la tuberculosis y morir era considerable.

Los citados datos sirven para hacerse una pequeña idea de lo que fue y de lo que se vivió en la cárcel de mujeres de Saturraran; escenario de uno de los más trágicos y dramáticos episodios de la historia reciente de nuestro territorio pero que, aún hoy, sigue siendo desconocido para buena parte de la población de Gipuzkoa.

Recuperar la memoria

Divulgar lo que pasó

Afortunadamente, la historia de la prisión mutrikuarra y de las mujeres (y sus hijos) que dieron con sus huesos (o murieron) en ese presidio no se va a olvidar. Y en gran parte gracias a la labor para recuperar la memoria histórica de la localidad costera que desde hace ya varios años vienen desarrollando varias personas de Mutriku, que acaban de constituir la asociación Saturraran Elkartea.

Este nuevo colectivo, que se presentó ayer por la tarde en la casa de cultura Zabiel (los asistentes pudieron escuchar varios testimonios que están catalogados y a disposición de todas las personas interesadas en la web Ahotsak.eus), nace "para recuperar la memoria histórica y lo acontecido en Mutriku durante la Guerra Civil".

Saturraran Ekartea inicia su andadura de la mano de Arantza Ugarte, Nerea Arrizabalaga, Agurtzane Urriolabeitia y Roberto Soto, pero está abierta "a todas las personas que deseen colaborar tanto en la recopilación de nuevos testimonios como en las labores de divulgación, que son fundamentales para que lo acontecido en Mutriku no caiga en el olvido".

Además, la nueva asociación para la recuperación de la memoria histórica de Mutriku ha preparado un itinerario que ofrece la posibilidad de conocer aquellos lugares de la villa costera que tuvieron una especial relevancia durante los años de la contienda bélica. Quien lo desee podrá realizar ese recorrido escuchando las explicaciones oportunas el próximo día 2 de octubre (la cita es a las 9.00 horas en el convento).