l 18 de diciembre el monte Buruntza se despertó sin su característica cruz de diez metros de alturamonte Buruntza se despertó sin su característica cruz . La acción fue reivindicada por el colectivo independentista juvenil Ernai. Entonces, los habitantes de Buruntzaldea recordaron o conocieron que la cruz era un símbolo franquista levantado para honrar la memoria de los 80 sublevados que murieron en la conquista del valle del Oria en 1936.

A este respecto, el grupo Islada Ezkutatuak de Lasarte-Oria, quien se encarga de recuperar la memoria histórica del municipio y su entorno, escribió un preciso artículo en el que recogía varias puntualizaciones: “La cruz de Buruntza fue levantada en su momento en contra de la mayoría de la población democrática del entorno y ha sido abatida sin contar con la mayoría de la población de hoy en día”.

No obstante, Islada Ezkutatuak recuerda que según la Ley de la Memoria Histórica de 2007 este símbolo debía haber sido retirado por las administraciones competentes.

El grupo de memoria histórica critica el retardo en el cumplimiento de la legislación que crea situaciones difíciles de manejar, como la polémica que se suscitó entre detractores y defensores de la cruz. “A muchos con el argumento de que la cruz de Buruntza está enraizada en la cultura popular les resulta fácil olvidar el porqué de su existencia, aduciendo que se ha convertido en un símbolo al margen de su origen y que en las visiones populares religiosas como en este caso, los símbolos los dejan al margen de la funcionalidad política que tuvieron en su origen”, señalan.

Y añaden: “Otros argumentan que la estética del entorno es reconocible por la población por dicho símbolo sin preguntarse ni por el origen ni por la justificación del mismo”.

Por todo ello, en Islada Ezkutatuak entienden que vista la duración y la permanencia de la cruz de Buruntza en el entorno en el que se elevó, “se debería haber realizado una campaña pedagógica para ampliar el conocimiento del origen y significado del símbolo en su integridad, y no dejarlo a la interpretación condicionada por el desconocimiento, el paso del tiempo o las consideraciones estéticas o religiosas de los habitantes del entorno”.

Esta asociación asimismo defiende que la desaparición de estos símbolos netos del franquismo debería haber sido una realidad hace tiempo, y está totalmente convencida de que ese tipo de operaciones deben realizarse desde y por las Administraciones Públicas y no por instituciones políticas, populares o de cualquier rango.

“El proceso de verificación histórica, objetiva y documental de la cruz de Buruntza no deja lugar a dudas, es taxativo: es un monumento levantado por los sublevados contra la democracia republicana”, aseguran desde Islada Ezkutatuak. Por ello, concluyen que nadie debería olvidar que “el adversario común sigue siendo el franquismo, su simbología y su relato”.

La cruz de Buruntza derribada en diciembre fue levantada para honrar a los 80 franquistas caídos en la conquista del valle del Oria