Noviembre vuelve a teñirse de azul en Irun gracias a Mi Dulce Guerrero, la asociación que surgió de la determinación de dos madres irundarras, Ana Esgueva y Garbiñe Rodríguez, cuyas vidas dieron un vuelco cuando a sus hijos, Iker y Lucía, les diagnosticaron diabetes tipo 1. Desde entonces, han demostrado una voluntad incansable para movilizar a su entorno e implicarse en iniciativas de todo tipo para apoyar la investigación y visibilizar la enfermedad.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que provoca que el sistema inmune ataque a las células del páncreas. Estas son las que producen la insulina, una hormona imprescindible para que el azúcar de los alimentos pueda entrar en las células y transformarse en energía. Cuando la insulina no existe, la glucosa se queda en la sangre y el cuerpo no puede funcionar con normalidad. La única forma de sobrevivir es administrando insulina desde fuera, varias veces al día, lo que requiere un control continúo, tanto de la alimentación, como de las alteraciones emocionales y otros factores que ni siquiera están en nuestras manos, como pueden ser el exceso de frío o de calor.
“Vivir de esta manera resulta sumamente duro. Para mí es una privación de libertad”, explica Esgueva. Los niños y niñas con diabetes tipo 1 crecen aprendiendo a medirse la glucosa, a pesar los alimentos con hidratos y a convivir con alarmas, sensores y agujas. Y sus familias viven en un estado constante de tensión.
Día Mundial de la Diabetes
Por eso desde Mi Dulce Guerrero -integrando por Ana y Garbiñe y por ocho mujeres más- trabajan para alcanzar tres objetivos: visibilizar la enfermedad, recaudar fondos para la investigación de una cura y lograr la incorporación de enfermeros y enfermeras en los centros escolares, una reivindicación que previsiblemente defenderán pronto en el Parlamento Vasco.
Este noviembre, con motivo del Día Mundial de la Diabetes, que se conmemora el viernes 14, han diseñado una programación variada y abierta a todo tipo de públicos, con actividades pensadas para que cada persona encuentre su forma de sumarse a la causa.
Esta arrancará el próximo viernes. A partir de las cinco de la tarde en la plaza San Juan habrá talleres de tatuajes y pulseras, juegos a cargo de Santiagoko Deabruak y la colaboración de los alumnos de segundo curso del bachillerato biosanitario, que animarán a los presentes a participar en encuestas sencillas sobre la diabetes. Quienes lo hagan participarán en el sorteo de un lote de productos de Mi Dulce Guerrero y de alguna sorpresa más. Al caer la noche, la Casa Consistorial se iluminará de azul, el color que representa esta enfermedad.
El sábado 15 la solidaridad se trasladará a Hondarribia, con la comida benéfica que ha organizado la sociedad Klink a favor de esta entidad irundarra, y para la que aún hay entradas disponibles. Previamente, a las 13.15 horas, la nutricionista Cristina Lajas, que también padece diabetes, ofrecerá una charla en Zuloaga Etxea, en la calle Mayor.
Chocolatada y gigantes
Los más txikis tendrán una cita muy especial el día 22 en el parque Nagore Laffage, que a partir de las 17.00 horas se llenará de aroma a chocolate y de música y buen ambiente de la mano de Bidasoako Erraldoiak. “El año pasado también lo hicimos y lo pasamos estupendamente”, recuerdan las madres.
El broche de oro a la programación de noviembre lo pondrán el día 30 en colaboración con la tienda de chuches Marrubi de Luis Mariano. A partir de las 17.00 horas, con ayuda de Telepizza, habrá pizza solidaria, un DJ animando la fiesta, talleres y, si logran el permiso, una suelta de globos biodegradables de color azul, como símbolo para visibilizar la diabetes.
Quedará todavía pendiente el día del pintxo solidario, que contará con la participación de bares de las calles Mayor y Legia y de Burumba Elektrotxaranga. Esta cita debía haberse celebrado hoy, pero que la lluvia ha obligado a aplazarla a una nueva fecha aún sin determinar.
Recaudación de fondos
Aunque el principal objetivo es el de la visibilidad, los actos previstos también servirán para recaudar fondos que se destinarán a la investigación. En este sentido, Ana y Garbiñe explican que cuando Mi Dulce Guerrero echó a andar, enviaban sus recaudaciones a la asociación Diabetes Cero, que las derivaba posteriormente a diversos proyectos de investigación.
Sin embargo, más tarde decidieron entregar directamente el dinero a los y las investigadoras. De esta manera, durante dos años donaron hasta 12.000 euros a Marta Vives Pi, a quien llegaron a conocer personalmente y cuya investigación se centra en reeducar el sistema inmune para que deje de atacar al páncreas.
Actualmente la beneficiaria es la investigadora Rosa Gasa, del Hospital Clínic de Barcelona, que busca regenerar células pancreáticas a partir de liposomas de la piel del propio paciente.
Así, en apenas tres años desde Mi Dulce Guerrero han donado más de 45.000 euros.
Implicación de la comarca
Esos resultados no habrían sido posibles sin la implicación de diversos agentes de la comarca. La asociación ha sido beneficiaria de iniciativas solidarias del Rotary Club Irun-Bidasoa, de carreras celebradas por el BAT, de la San Silvestre organizada por Sport Mundi y de distintas propuestas ciudadanas. También han sumado esfuerzos con pequeños comercios, bares y restaurantes de Irun, que no han dudado en ofrecer su ayuda cuando la han necesitado.
Además, en 2023 impulsaron un documental que narra el día a día de Iker y Lucía conviviendo con la diabetes. La pieza se estrenó en el Amaia KZ ante 500 personas, muchas de las cuales “salieron visiblemente emocionadas”, recuerdan. Subtitulado en varios idiomas, el proyecto está ahora en manos de una distribuidora de Madrid, con la intención de ampliar su difusión.
De cara al futuro, y aunque el camino hacia la cura de la diabetes tipo 1 se intuye largo, estas dos madres no se plantean ni por un momento detenerse en su lucha y tienen claro que seguirán haciendo todo lo que esté en sus manos para lograr sus objetivos.