Loinatz Abesbatza de Beasain ha llevado este fin de semana su voz a Madrid para clausurar el ciclo coral Madrid Kantuz 2025, una cita organizada por el Orfeón Vasco de la Euskal Etxea de Madrid que, desde febrero, ha reunido en la capital a diversas agrupaciones vascas en torno a la música coral. El concierto tuvo lugar el sábado, a las 19.00 horas, en la iglesia de San Ignacio de Loyola.

Loinatz Abesbatza durante el concierto ofrecido en Madrid Juantxo Unanua

Dirigida por el bergarés Aitor Garitano, la coral interpretó un programa que incluyó piezas como Ave Verum, de Stopford, y Pater Noster, de Junkal Guerrero, además de Loinatz Credo, de Javier Busto, y Kantatzen du kantuz, de Xabier Sarasola. También interpretaron Gaur Akelarre, de Josu Elberdin, y Dugun Alegrantzietan, de David Azurza, junto a Aritz adarrean-Katalin, de Julen Ezkurra. El concierto continuó con la canción Barre egin, seguida de Isildu nahi ez den hura, de Iker González.

El recital contó con Xabier Sarasola al piano y Martin Kortaberria al violín. Como cierre, Loinatz Abesbatza se unió al Orfeón Vasco de la Euskal Etxea de Madrid para interpretar Ave María, de Sarasola.

La iglesia se llenó de público que acudió a escuchar a la coral de Beasain Eider Cáceres Ayestaran

Tras el concierto, coralistas y organizadores compartieron una cena en la Euskal Etxea, donde se terminó de fortalecer la relación entre Beasain y la comunidad vasca residente en la ciudad. La cena, al igual que todo el fin de semana, se convirtió en un homenaje a la cultura vasca, con la música como protagonista.

Un pequeño adelanto

Como anticipo de las Loinatz Jaiak, que comenzarán el viernes en Beasain, Loinatz Abesbatza cantó en Madrid Muruko Mari, la canción que acompaña desde los 90 la Bajada de Mari. Así, llevaron un pequeño recuerdo de las fiestas a la capital, donde sonó la misma melodía que entonarán de nuevo este viernes en casa.

Loinatz Abesbatza instantes antes del inicio del concierto Eider Cáceres Ayestaran

Reforzar la unión

El fin de semana en Madrid no solo ha permitido a Loinatz Abesbatza mostrar su repertorio fuera de casa y compartir escenario con otras voces, sino también reforzar la unión entre sus integrantes. En la agrupación conviven personas que llevan juntas desde los inicios de la coral con otras incorporaciones más recientes, y este viaje ha servido para fortalecer esa relación. El ambiente, como es habitual en el grupo, ha sido alegre, cercano y, sobre todo, muy musical.