Los azkoitiarras han subido hasta la ermita de San Martín de Iraurgi para cumplir con el rito de hacer sonar su campana con la ayuda del cable que cuelga por su fachada desde el campanario hasta la entrada al recinto religioso. Detrás de este sencillo gesto se esconde una historia que hunde sus raíces en el siglo XVI y en una tormenta que asoló la localidad el 18 de junio de 1555.
La Dana de Valencia ha manifestado el carácter destructor que puede tener la naturaleza. La acción combinada de la fuerza de las aguas y el desprecio del hombre al riesgo de edificar en zonas de inundación que ríos y regatas tienden a ocupar en momentos de grandes avenidas, se ha cobrado su tributo en forma de vidas humanas y millones de euros en daños materiales. Una vez superada la fase de reconstrucción, llegará el momento de plantear soluciones para eliminar o, en la medida de lo posible, minimizar los daños de futuras catástrofes de este tipo. Se sucederán los proyectos, las propuestas de grandes inversiones en obras hidráulicas y el gasto de ingentes cantidades de dinero para encontrar una solución.
Caseríos destruidos
El 18 de junio de 1555, Azkoitia vivió una situación de este tipo pero, en este caso, la solución que adoptaron sus vecinos fue menos onerosa que la que se prevé para la comunidad valenciana. Una monumental tormenta en forma de fuertes vientos y granizo provocó la destrucción de una treintena de caseríos y daños en muchas casas de la villa, además de la pérdida de la cosecha. El Ayuntamiento se reunió de urgencia al día siguiente y, fiel a la mentalidad religiosa que impregnaba a la sociedad de aquella época, determinó que la tormenta era una desgracia que Dios había enviado a los azkoitiarras como castigos “por sus pecados y falta de oración”.
A partir de esta idea, el consistorio estableció un plan de acción que iba a tener a la ermita de San Martín de Iraurgi como centro de operaciones frente a las amenazas de tormentas y pedrisco, gracias a su privilegiada situación como atalaya desde la que poder vigilar toda la jurisdicción de Azkoitia.
Oraciones frente a la tormenta
El plan de acción, como cabía prever, se basaba en la fe católica. De hecho, los azkoitiarras acordaron que un sacerdote residiera de manera permanente en la ermita desde primeros de mayo hasta finales de julio, y que oficiara y orara diariamente “hubiera o no nubes sospechosas en el horizonte”, confiando en que esta medida bastaría para evitar que Dios les enviara una nueva tormenta en forma de castigo por impíos.
Por si esto no era suficiente, acordaron también un sistema de alerta que obligaba al religioso establecido en San Martín de Iraurgi a anunciar de la presencia de nubes de tormenta haciendo sonar la campana. El aviso debería verse acompañado por el de las campanas del resto de las iglesias de Azkoitia de manera que ningún vecino se quedara sin conocer la llegada de una nueva amenaza en forma de tormenta de lluvia o de granizo.
El paso del tiempo dio lugar a que esta práctica se fuera diluyendo hasta perder todo su sentido y desaparecer. Sin embargo, el recuerdo de aquella tormenta y las medidas que adoptó el consistorio hace casi 500 años siguen teniendo su reflejo aún en Azkoitia, y hoy se ha podido comprobar en torno al oficio que ha tenido lugar en la ermita de San Martín de Iraurgi, pues no ha sido pocos los vecinos que han aprovechado la celebración para hacer sonar la campana.
Charla y carrera de montaña
La jornada ha servido también para hacer un largo viaje en el tiempo en el transcurso de la charla sobre la prehistoria de Azkoitia que Juan Mari Arruabarrena, miembro del Grupo de Arqueología Munibe, y Juan Bautista Mendizabal, historiador y cronista oficial de la villa, han ofrecido en la exposición permanente que guarda el edificio de San Martín de Iraurgi.
Por otro lado, el deporte se hará con un hueco en esta celebración con la ya clásica carrera de montaña de San Martín el 16 de noviembre. El programa de carreras del próximo sábado comenzará a las 10.40 con la prueba infantil.
Las 11.00 marcarán el inicio de la prueba de adultos. Los interesados en tomar parte en esta carrera deberán inscribirse a partir de las 10.00 en las dependencias del grupo Mikologia Taldea. Los participantes en la categoría individual abonarán 10 euros, mientras que las parejas mixtas pagarán 20 euros por la inscripción. Tras la prueba, los participantes disfrutarán de un hamaiketako en los locales de la asociación de micología de Azkoitia