Alberto Letamendi lleva muchos años compaginando el mundo del arte y el mundo de la enseñanza. Ingeniero de formación, Letamendi ejerce como profesor desde que terminó la carrera y se presentó para cubrir una plaza vacante en un instituto. “Yo quería estudiar la carrera de Bellas Artes, pero estudié ingeniería porque así lo quisieron en mi casa. Hoy en día soy profesor de matemáticas y de plástica, y esto me permite compaginar mis dos pasiones. La educación y el poder ayudar a los jóvenes por un lado, y el arte por otro”, nos ha contado.

Además de su faceta como profesor, durante los últimos años Alberto ha ido dando pasos firmes en su carrera como pintor y escultor. Siempre se ha dedicado a la pintura y a la escultura, pero se desenvuelve más en el mundo de la pintura, ya que, según ha afirmado, es una actividad con más salida y más recorrido. También disfruta de su faceta de escultor, porque esta le permite trabajar en tres dimensiones y esto hace que el contacto con la obra se dé de manera más directa.

Aunque de primeras, cuando era joven no entraba en los planes de Alberto estudiar ingeniería ni ser profesor, hoy en día asegura que es una suerte poder hacer lo que le gusta. Alguna vez se ha planteado dejar la docencia y dedicarse únicamente al mundo del arte, pero nos asegura que “el mundo del arte es un mundo muy complicado y es muy difícil vivir de esto, por lo que conviene tener otro tipo de trabajo”. Letamendi afirma que esta es su pasión, y es lo que quiere hacer, pero “el mundo en el que vivimos te pone enseguida en tu sitio”.

Después de años de recorrido, las obras de Alberto han estado expuestas por todo el mundo. Nueva York, Bélgica, Francia, Países Bajos... y muchos otros lugares han expuesto sus trabajos, por lo que se puede considerar un artista reconocido a nivel mundial. Al preguntarle sobre sus logros, afirma que todo ha sido una combinación entre trabajo y suerte. “Primero, tienes que estar trabajando y ser muy constante, pero luego se tiene que dar el momento y el lugar. En mi caso, empecé a darme a conocer gracias al contacto con una galerista que era de París y vino a vivir a Iparralde. De rebote vio mi obra, le gustó, y se puso en contacto conmigo. A partir de ahí, empecé a exponer.”

También hemos hablado de otras obras que son “especiales a nivel personal” para el artista, como la escultura Elkarri Begira de Tolosa que trata el tema de la violencia y el reconocimiento desde la mirada del autor. También creó una escultura en honor a su amigo fallecido Luis Ángel, que está situada en el bidegorri que une Tolosa y Alegia. “Este proyecto se ha quedado muy a nivel personal entre los amigos, ya que la escultura no está escondida, pero tampoco está en un lugar demasiado accesible,” ha explicado Alberto, añadiendo que “Andoni Egaña también colaboró en el proyecto con unos bertsos muy especiales”. Alberto no se define de ningún modo. Insiste en que simplemente intenta “hacer lo que le gusta, compaginando la educación y el arte”. A partir de ahora, el objetivo seguirá siendo el mismo, disfrutar del camino.