El Consistorio calcula que en los puestos instalados por toda la ciudad con motivo de la feria de Santo Tomás se suelen vender algo más de diez toneladas de txistorra, aunque lo cierto es que el consumo real es mucho mayor: en prácticamente todos los bares y muchos hogares se consumirá este embutido en mayor o menor cantidad.

De Txarri Txiki, en Aia, han salido estos días otros 10.000 kilos de txistorra, y en Etxekoak, de Oiartzun, calculan que serán unos 12.000, cifras muy por encima de las del resto del año. Ambos, junto con Embutidos C. Fernández de Irun, conformaron el palmarés de la mejor txistorra el año pasado. Los tres insisten en que una buena preparación es indispensable para apreciar un buen alimento, algo que no suele darse en la mayoría de los puestos de jóvenes que experimentan con la txistorra por primera vez para recaudar fondos para sus viajes de fin de curso. “Hay que cuidarla para que el que la coma siga teniendo ganas de otro pintxo al día siguiente”, comenta Juan Carlos Pérez, de Etxekoak. También Carlos Lecube, de Txarri Txiki, es partidario de comerla en casa.

Aunque los carniceros no son los únicos que hacen su agosto en pleno diciembre, ya que el día de Santo Tomás también es uno de los de mayores ventas para los sidreros guipuzcoanos, que aportan la bebida al menú tradicional de hoy. Los sidreros no han hecho números, pero en ediciones anteriores Donostia Kultura ha calculado que se han consumido más de 20.000 litros de sidra a lo largo de la jornada. Como en los últimos años, también hoy las largas colas serán la imagen habitual en la quincena de puestos de talos repartidos por la Parte Vieja y el centro de la ciudad.

La ciudad se viste

La txistorra, la sidra y los talos pondrán sabor y olor, pero los encargados de poner el color a la fiesta serán los miles de trajes de baserritarra en los que se enfundarán hoy donostiarras y visitantes. Hace años que, además de los niños, son cada vez más los adultos que deciden lucir un traje tradicional. En los Almacenes La Brecha han vendido más de una quincena de trajes al día estas últimas semanas. Además de indumentarias enteras, muchos han apurado hasta última hora para reponer complementos y comprar nuevos pañuelos, txapelas, toquillas o delantales, explica Sonia García.

Idoia Odriozola lleva toda su vida dedicada a la venta de trajes tradicionales (su tienda situada junto a La Bretxa se inauguró en 1884). Reconoce que la explosión de color de los últimos años ha revolucionado la producción de trajes y recuerda que, hasta no hace tanto, solo se podía elegir entre el traje negro o azul marino con flores o puntos blancos. Algunos todavía se decantan por ellos, bastante más baratos. “Hay quien los ve más auténticos”, apunta García.

Aunque Odriozola reconoce que le hace ilusión salir hoy a la calle y ver cómo la mayoría de los ciudadanos lucen sus trajes, también lamenta que se ha ido al otro extremo y añade que le gustaría que se respetara más el estilo tradicional: “Parece que cualquier tela y cualquier color vale para hacerse una falda y no creo que nuestras amonas tuvieran telas naranjas en el baserri”.

Odriozola apunta, además, que aunque en menor medida, la variedad también está llegando a los trajes de chico, con nuevos diseños además de los blusones negros.

Los trajes, sobre todo femeninos, tienen muchos detalles que encarecen su precio, que ronda y supera los 80 euros, de ahí que los responsables del comercio Let’s Get Basque vieran una oportunidad de negocio en el alquiler. Abrieron sus puertas en la calle Fermín Calbetón en junio y desde entonces se dedican a fotografiar a turistas enfundados en trajes tradicionales y en un decorado ambientado como un caserío. Su temporada alta es en verano, con mayor afluencia de turistas, y han decidido aprovechar los trajes que tienen en su local para ofrecerlos en alquiler por alrededor de 20 euros. Es una alternativa para estudiantes o visitantes de paso en Donostia que han decidido vivir la fiesta desde dentro, según explica Sara Odriozola, responsable del negocio. Además, ofrecerán su decorado a cuadrillas y familias que quieran fotografiarse hoy, a un precio menor si llevan sus propios trajes. “La mejor foto tendrá un premio sorpresa”, anuncia.