- La feria es la esencia de la fiesta. Cuando alguien va a un pueblo y ve que hay ferias, sabe que está de fiesta. Además, fue otro de los sectores duramente afectados por la pandemia, ya que ni siquiera había gente en la calle. Como para haber fiestas. Después de dos años, vienen con la ilusión de hacer felices a los niños y no tan niños.

“En este tiempo nos hemos entretenido como hemos podido. Salía a la calle a dar un paseo como todo el mundo y llegué a pensar que se me iba a olvidar cómo se montaba todo esto”, lo explica Miguel Ángel García, el feriante zumaiarra que lleva más de 40 años en este oficio.

La última fiesta a la que acudió a trabajar antes de la pandemia fue en los carnavales de Tolosa del año 2020. Fruto del azar, la primera vez que volvió a montar su barraca de feria fue en el mismo sitio. Allí, García ha notado que “después de la pandemia la gente gasta más dinero porque ha estado en casa sin poder gastarlo como lo hacía antes. Espero que aquí pase más de lo mismo, aunque llevamos seis días aquí en Zumaia y, de momento, ha venido más gente de fuera que del pueblo”.

Como bien dice, llevan seis días aquí para calentar un poco antes de que llegue Semana Santa y se marcharán después de que acaben las fiestas de San Telmo, los primeros días de mayo.

García se metió en este mundo porque empezó trabajando con los padres de los churreros de hoy en día y después se montó su propia barraca con el clásico juego de pescar patos. Su hermano Juan Carlos también es feriante (tiene la barraca de pinchar globos con los dardos), pero este año no ha podido acudir ya que cuando empezaron a montarlo todo “le empezaron a dar vértigos y tuvo que dejarlo”. Este año será doblemente raro para los García.