Euskadi, al igual que otras comunidades vecinas, ha dado un paso adelante y está comenzando a habilitar espacios en sus cementerios para que puedan llevarse a cabo enterramientos de personas que profesan la fe islámica. Pero, ¿en qué consiste el rito funerario musulmán?

Al igual que sucede en otras religiones trascendentes como el judaísmo o el cristianismo, en el islam la muerte es un paso hacia la vida eterna.

La limpieza y purificación del cuerpo es uno de los principales acontecimientos durante el rito funerario islámico. Se lleva a cabo en las primeras horas posteriores a la muerte y se encargan de este ejercicio los familiares del mismo sexo que el fallecido, si bien también es posible que una casa funeraria se encargue de ello.

Una vez limpio, el cuerpo se envuelve en un sudario, una tela de algodón llamada Kafan. Se trata de una tela blanca, sin costuras, muy similar a la que utilizan los peregrinos de la Meca. Cabe destacar que en la religión islámica, el entierro con la ropa con la que se fallece está reservado, únicamente, para aquellos considerados héroes.

El objetivo de este sudario es no volver a tocar el cuerpo del fallecido, que se entierra directamente en la tierra, sin ataud y mirando a la Meca (es decir, al este). En los países de tradición no islámica, es habitual que se obligue a utilizar un féretro.

A este rito se le llama Al-dafin y, por regla general, al lugar del entierro solo pueden acudir los hombres.

Además, allegados al difunto presentan sus respetos a la familia y celebran una oración en una ceremonia dirigida por un Iman.

En lo que respecta al velatorio del cuerpo en el cementerio, es común que los días 3, 9 y 40 después del fallecimiento, los allegados al difunto visiten su tumba.