Una docena de refugiados ucranianos ya han pisado suelo vasco. Gipuzkoa ha sido el primer territorio en brindarles acogida en los albergues de Tolosa y Oñati, a donde han sido derivadas las primeras personas en llegar por “sus propios medios” una semana después del implacable asedio de las tropas rusas.

Mientras la población sigue clamando corredores humanitarios para favorecer tránsitos seguros, los primeros en huir ya han alcanzado su destino provisional, según confirmó ayer a este periódico el director de Migración y Asilo del Gobierno Vasco, Xabier Legarreta.

El territorio registra un goteo de víctimas de la guerra que en buena medida llegan gracias a redes familiares o de amistad, a la espera de un éxodo ucraniano que va camino de ser el mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, lo que obliga a las instituciones vascas a activar todos los recursos necesarios.

“Se están produciendo las primeras llegadas, ya que antes incluso de la incursión de Rusia había familias preocupadas que tomaron medidas. Estas familias ahora se han puesto en contacto con entidades sociales que gestionan las solicitudes de asilo para regularizar su situación”, indican desde la dirección de Migración.

Cerca de un millón de personas ya han cruzado las fronteras de Ucrania con sus países limítrofes, y son muchos los lazos familiares que existen con Euskadi, donde vive una de las mayores comunidades del Estado -entre 3000 y 3500 ucranianos-, por lo que están previstas muchas más llegadas. A diferencia de las primeras personas que han alcanzado su destino, en las próximas semanas y meses recalarán refugiados sin lazos familiares ni redes de apoyo, lo que requiere “una respuesta integral” para la cual Euskadi no parte de cero.

El Gobierno Vasco cuenta con la experiencia de la atención a la población migrante, tanto a las personas en tránsito como a quienes solicitan protección internacional. Una maquinaria engrasada que permite contemplar distintos escenarios, como ha ocurrido cada vez que ha sido necesario destinar plazas con carácter de urgencia ante los distintos ciclos migratorios.

Por lo pronto, este mismo fin de semana ya se han habilitado tres puntos para atender presencialmente a los primeros refugiados ucranianos. Se trata de las sedes que Cruz Roja tiene en las capitales vascas. Estarán operativas entre las 10.00 y las 18.00 horas, y en ellas se atenderán todas aquellas “demandas sanitarias, psicológicas o habitacionales” que puedan plantearse. También se ha habilitado un teléfono de atención -945 222 222-, que estará operativo entre las 9.00 y las 22.00 horas.

La Diputación de Gipuzkoa también anunció que repartirá entre varias entidades sociales un total de 50.000 eurosDiputación de Gipuzkoa destinados a las víctimas de la invasión rusa, además de ofrecer 50 plazas en albergues para alojamiento temporal de refugiados. Recursos que se suman a las 150 plazas de primera acogida en el centro de Irun, y a los de estancia más prolongada en Berriz, Tolosa y Oñati, que ya están siendo utilizados por los primeros refugiados de guerra.

iniciativas ciudadanas

El esfuerzo solidario en favor de Ucrania se está desplegando desde toda la geografía guipuzcoana, tanto por cauces oficiales como a través de un sinfín de iniciativas ciudadanas. “Viendo la respuesta que está dando la sociedad guipuzcoana, cada vez voy siendo más consciente de lo que está pasando. Al principio era solo miedo. Según pasan los días, voy cayendo en las consecuencias tan desastrosas de todo esto”. La ucraniana Tania Sirosh, de 27 años, se entrega estos días en cuerpo y alma a la tarea de hacer acopio de todo el material humanitario destinado a su país natal. Localidades como Bergara y Arrasate, donde reside esta joven, ultiman los preparativos para trasladar en furgonetas recursos de primera necesidad. “Ha sido tal la respuesta de la ciudadanía, que estamos pensando trasladar todo el material por nuestra cuenta en vez de hacerlo a través de los puntos de recogida de Donostia y Gasteiz”, indica. Según viene observando estos días, no dejan de llegar cajas con alimentos, medicamentos y productos de higiene. “Estamos barajando la posibilidad de desplazar todo el material a la frontera, y aprovechar el viaje para traer de vuelta a refugiados”, explica. “Ahora mismo en la frontera hay mucho caos y va a ser muy complicado que encuentren transporte por su cuenta. Me gustaría ayudar aprovechando alguno de esos viajes”.

La asociación Ucrania-Euskadi agradece todas las muestras de apoyo, pero recomienda canalizar todo el esfuerzo a través de los cauces oficiales. El Ayuntamiento de Donostia informo ayer de que ha cedido a esta entidad un local del barrio de Altza para la recogida y gestión logística de la ayuda humanitaria. Este espacio, una antigua guardería situada en el paseo de Herrera 72, dispone de 270 metros cuadrados y será el lugar de referencia para “la coordinación, recogida, almacenamiento y gestión logística de ayuda humanitaria, además de un punto de atención primaria ante la llegada de refugiados a la ciudad, a los que se asistirá también en cualquier trámite que necesiten realizar”, según informó el Consistorio en un comunicado.

A la espera del reparto de personas refugiadas que se acuerde entre los países miembros de la UE, las instituciones vascas tejen estos días una red de apoyo para los nuevos vecinos y vecinas que huyen de la guerra, de modo que tengan garantizados derechos como el acceso a la Sanidad o la Educación. “No sabemos cuántas personas van a venir, porque la realidad puede ser compleja y, sobre todo, cambiante. Lo que sí podemos garantizar es que Euskadi será tierra de acogida. Nuestra ciudadanía tiene muy presente que en la Guerra Civil fueron muchos los vascos y vascas que también tuvieron que huir. Ese recuerdo nos hace ser especialmente sensibles a la realidad que viven millones de ucranianos”, confiesa Legarreta. “Tenemos claro que habrá migraciones naturales, es decir, que van a venir personas que acudan donde conocidos, amigos o familiares. Creemos que así debe ser, pero entretanto nos estamos preparando en todos los ámbitos”, asegura.