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Pi Chevrot: "Lo aparecido bajo el Barandiarán no es la muralla medieval de Donostia"

Pi Chevrot: "Lo aparecido bajo el Barandiarán no es la muralla medieval de Donostia"

Las obras que se efectúan actualmente en el interior del antiguo bar Barandiaran y la pastelería Izar, entre el Boulevard, la calle Mayor y la calle Embeltrán, han sacado a la luz un viejo muro que la Diputación, tras el diagnóstico de los arqueólogos de Arkeolan, ha considerado parte de la muralla medieval que tuvo la capital guipuzcoana y, como tal, ha ordenado su conservación. Por ello, el futuro establecimiento hostelero lo dejará tal cual, protegido por un cristal. En el parking del Boulevard también se ve el fragmento de una muralla, aunque esta fue la segunda protección que rodeó la ciudad, mandada construir por Carlos V y que se mantiene en toda la separación entre el muelle y la Parte Vieja.

La ilusión por la aparición de más restos de arquitectura militar en Donostia, atribuyéndolos en concreto a la muralla que se denomina "cerca vieja" en los papeles históricos, podría enfriarse si tal afirmación resultara equivocada, como asegura el doctor arquitecto José Javier Pi Chevrot, que niega que el tramo de piedras hallado en el lugar pueda corresponder al primer cerco medieval de los siglos XIII al XV.

Pi Chevrot es autor de la tesis La ciudad de San Sebastián antes de 1813. Reivindicación de su presencia, cumlaude por la Universidad Politécnica de Catalunya, y ha recreado en realidad virtual la ciudad de antes del incendio de 1813, junto al arquitecto Unai Sarasola. El experto rechaza tajantemente que el tramo de pared hallado bajo el Barandiarán forme parte de la "cerca vieja", de la que la ciudad sí guarda restos, aunque bastante escondidos.

En un portal de la calle Narrika, una pequeña puerta de madera oculta una ventaja gótica de la muralla medieval y en el sótano del restaurante La Muralla, en la calle Embeltrán, se encuentra parte del jardín de la torre del Preboste, que formaba parte de la cerca vieja, con una puerta ojival, también propia de la Edad Media.

Para Pi Chevrot, el muro bajo la manzana del Barandiarán no se puede corresponder con la cerca vieja. "Ni por su aspecto (no se perciben sillares con el aspecto tosco de un muro medieval y solo pequeños elementos inciertos, al menos tal como se puede ver en la fotografía) ni por su localización, que no concuerda con los planos antiguos de la cerca vieja, que atravesaba la manzana en cuestión de modo oblicuo, mientras que el muro aparecido ahora se encuentra en la trasera del conjunto del solar que está siendo reformado", señala.

Para el investigador, la pared ni siquiera podía corresponder con el muro trasero del Palacio de los Idiáquez, que ocupaba el solar antes del incendio de 1813. Hay que tener en cuenta que el director de la reconstrucción de la ciudad, Pedro Manuel de Ugartemendia, subió de dos a tres metros la cota de calle de la Parte Vieja y las plantas bajas de los edificios antiguos pasaron a ser los sótanos de los actuales. Además, explica, también alineó parte de las calles, entre otras Embeltrán, de modo diferente al trazado antiguo. Por ello, Pi Chevrot sostiene que el muro descubierto en el sótano, alineado con la "nueva" calle Embeltrán, "está en contradicción con la dirección de los antiguos solares y solo puede haber sido edificado, como mucho, en el siglo XIX".

Casa solariega

En el solar del bar Barandiarán se hallaba antes del incendio de 1813 el Palacio de los Idiáquez, que se construyó hacia 1540 aprovechándose de la existencia de la citada cerca vieja, que se convirtió en su fachada principal hacia el exterior de la ciudad. La casa solariega ocupaba el tramo entre las actuales calles Mayor y San Jerónimo (puerta de las Ánimas y de San Jerónimo). Más adelante, en la barbacana (refuerzo delantero) de la muralla se establecieron sus corrales y jardines. Con el tiempo, el espacio fue ocupado por construcciones para tiendas y tabernas, de poca altura para no tapar la relevante edificación trasera, como se pueden apreciar en la reconstitución en 3D (ver imagen) de la zona del Barandiarán hacia 1800, antes de la destrucción de la ciudad por las tropas lusobritanicas.

Por ello, tras el incendio y la reconstrucción de la ciudad, el nuevo edificio que luego acogió el bar Barandiarán ocupaba tanto los espacios traseros como los delanteros de la muralla medieval y era atravesado por ella. Pi Chevrot considera que, probablemente, la muralla desapareció por aquellas fechas.

Según los planos de 1546 de la planta del palacio de los Idiáquez, que se encuentran en el Archivo Histórico de Zaragoza, puede apreciarse cómo la muralla medieval, que se une con las torres a ambos lados del edificio, atraviesa el edificio de modo longitudinal de izquierda a derecha.

El muro descubierto recientemente no puede corresponder "en ningún caso" con la "cerca vieja", insiste el investigador, que, además, se ha puesto en contacto con la Diputación y el Ayuntamiento de Donostia para informarle acerca de su análisis con el fin de evitar el error que supondría considerar un resto medieval "lo que en realidad no es".