Cuando se cumple un año del primer rescate llevado a cabo por el Aita Mari Aita Mari, el buque guipuzcoano de rescate que opera la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) vuelve a aguas del Mediterráneo con la difícil misión de salvar vidas en el Mediterráneo central.
El barco zarpará esta madrugada del puerto de Pasaia rumbo a Portugal. Será la primera parada de un viaje que se alargará en torno a tres semanas, y es que las previsiones marítimas para los próximos días son muy malas, por lo que los planes del Aita Mari se ralentizan. Portugal será una parada clave, ya que allí cargarán la lancha cedida pr el cuerpo de bomberos de Donostia, que ha sido rehabilitada y adaptada a las necesidades de la ONG. "Estaba muy deteriorada, se han reparado los flotadores y el casco", explica a este periódico Iñigo Gutiérrez, uno de los miembros de SMH y uno de los tripulantes que el pasado año participó en la primera operación de rescate del Aita Mari. Este año no zarpa junto a sus compañeros porque, tal y como recuerda, "aunque nos acusen de ser unos negreros y de estar forrándonos con esto, yo soy autónomo y tengo que comer", pero seguirá muy de cerca los avances de la ONG en alta mar.
Tras la parada portuguesa, el Aita Mari zarpará rumbo a Málaga, donde se incorporarán los 15 voluntarios que partirán a la zona SAR (de búsqueda y rescate, según las siglas en inglés).
Una vez en el Mediterráneo central, donde llegarán en tres semanas, la ONG estima que permanecerán durante un mes en alta mar, aunque es una previsión que puede variar en función de la realidad que SMH se encuentre. "Puede pasar que el primer día te encuentres con un rescate, tengas que ir a puerto y, a partir de ahí ya sabemos lo que nos espera: cuarentenas, inspecciones...", explica este activista.
Pase lo que pase, Gutiérrez vaticina un panorama desolador en alta mar. Asegura que la situación es "cada vez peor" aunque "no sale en las noticias". "Los botes siguen saliendo, el mes de noviembre ha sido dantesco en pérdidas de vidas humanas y la situación es cada vez más complicada", asevera. Todo ello se agrava por las fechas invernales en las que nos encontramos, en las que las condiciones de navegación no son precisamente óptimas. "Hay que recordar que estos días se ha cumplido el primer rescate del barco y fue rescatarlos y levantarse un tormentón que no hubiesen aguantado ni dos minutos en la superficie. Es todo mucho más complicado".
Además, lamenta que, en este momento de "monotemia de pandemia", se está "utilizando la inmigración para desestabilizar todavía más la situación", lo que está generando un "totum revolutum" que "se está cobrando vidas humanas".
Gutiérrez, además, indica que la reapertura de la ruta canaria no ha afectado a la ruta del Mediterráneo, que sigue cobrándose vidas al mismo ritmo que el pasado año. "La ruta Libia, desgraciadamente, sigue estando activa. Ha habido un descenso oficial en la cifra de víctimas, pero es porque no sabemos lo que está pasando. No ha habido nadie allí, los barcos de las ONG han estado bloqueados y cada vez que hay noticias los muertos se cuentan por centenares. Pienso que la situación está exactamente igual que antes", cuenta. Además, añade: "La gente que está atrapada en Libia sigue saliendo al mar, no hay barcos de rescate, las autoridades no actúan salvo en los pocos casos que se han hecho públicos, pero como no hay observadores y nadie sabe qué hay ahí, nadie sabe lo que está ocurriendo".
Pese a que no es estrictamente su ámbito de actuación, Gutiérrez no duda en valorar el drama que estas semanas se está viviendo en Canarias. "Ha sido empezar el conflicto del Sáhara y por arte de magia se ha reabierto la ruta en plan masivo. Esta ruta nunca se ha cerrado, lo que pasa es que es súper peligrosa, la más peligrosa de todas porque la navegación se hace por el océano Atlántico abierto, ahí no estás en un mar interior como es el Mediterráneo ni estás al socaire de la costa africana ni nada. Es lanzarse contra el mar abierto, por eso siempre se intenta evitar. Si de repente se activa, que pregunten al Rey de Marruecos qué está pasando ahí, porque lo que sospechamos es que a la gente que trata de cruzar por el estrecho les bajan por Canarias", reflexiona.
Ya sea una ruta o la otra, el drama de la inmigración continúa cobrandose miles de vidas cada año y Gutiérrez no duda en culpar a la "hipócrita" Europa, "el continente de los derechos humanos, pero solo de unos pocos".
En este sentido, este activista considera que el viejo continente está siguiendo políticas propias de personajes como Trump. "No hay alguien que salga diciendo que vamos a construir un muro porque para eso tenemos el Mediterráneo, pero en la práctica actúan igual que Trump", sentencia.