madrid - El arquitecto Rafael Moneo dijo ayer en la presentación de su libro La vida de los edificios que algunas de sus construcciones más emblemáticas, como el Kursaal de Donostia o el ayuntamiento de Murcia, son obras de arquitectura “que viven por sí mismas” y ya “no reclaman ni la autoría”.
“Así como en otras yo solo he ayudado a que los edificios vivan o prolonguen su vida, como Atocha o el Prado, me parece que el Kursaal o el ayuntamiento de Murcia están tan integrados en sus ciudades que no reclaman ya ni la autoría”, comentó el tudelano, ganador entre otros, de los prestigiosos premios Pritzker o el Príncipe de Asturias de las Artes.
Según dijo, le queda la sensación de “haber contribuido a que una determinada ciudad en un determinado momento incorpore y haga suyas esas cosas”. “Realmente -añadió- me parece que esos edificios viven por su cuenta más que por la mía”.
Y en otros momentos, el “oficio” de arquitecto, que no la profesión, dijo, le ha llevado a resolver cuestiones concretas, como los laboratorios o universidades americanas que ha hecho y que “han sido ejercicios de resolver problemas de programa y de lugar muy específicos donde hacía falta el conocimiento arquitectónico”.
“Sea Atocha o sea El Prado, a veces me veo aceptando que se intervenga en esos edificios para poder ir adelante, aceptando trabajar para que prolonguen su vida”.
Moneo presentó ayer en el museo Thyssen de Madrid su libro La vida de los edificios: La mezquita de Córdoba, la lonja de Sevilla y un carmen en Granada (Acantilado), que recoge tres de sus artículos escritos en “tres momentos muy diversos” de su vida como crítico, sobre tres edificios “que aún tienen sus puertas abiertas”.
“En una vida tan larga en la que la enseñanza de la arquitectura ha estado muy presente, quería mostrar el modo en el que veo, siento y pienso la arquitectura y quería hacerlo para un público amplio”, señaló. - Efe