“Lo nuestro no son las blogueras ni las ‘influencers”
comercios textiles con décadas de vida en donostia echan humo estos días prenavideños, ajenos a las últimas tendencias y ofreciendo calidad a buen precio
Mientras los centros comerciales y las grandes marcas gastan grandes cantidades en publicidad para atraer a la clientela hacia sus establecimientos, otras tiendas donostiarras, que trabajan desde hace décadas, siguen con su labor callada, peleando contra los gigantes comerciales y vendiendo ropa interior, ropa para estar en casa, toallas, sábanas, camisas, jerseys, pantalones y todo un surtido de prendas básicas que necesitan las personas y se pueden encontrar a la vuelta de la esquina.
“Los calzoncillos se siguen regalando porque suponen un gasto moderado y siempre vienen bien”. Así de claro lo tienen en Tejidos Jiménez de Gros, una tienda que ya ha cumplido medio siglo de vida y que cuenta con una tienda hermana en la calle Pedro Egaña. El establecimiento de Gros, con grandes escaparates llenos de batas, toallas, pijamas y ropa de diario, sigue acogiendo colas estos días prenavideños, aunque no tan largas como pasaba hace años, según explica Lander Jiménez, nieto del fundador del establecimiento y uno de los que trabaja actualmente en el local. Este comercio de toda la vida, como las demás tiendas tradicionales de ropa de la ciudad, no hace caso al último grito dictado por las pasarelas, sino a lo que piden en el día a día los clientes, muchas veces mujeres, que en estos días prenavideños están ocupadas en preparar los regalos, lo que implica más ajetreo. Además del aumento de ventas, estos comercios muchas veces familiares también se ocupan de los paquetes de regalo, para lo que a veces tienen que tener más empleados. “Los preparamos en un momentito y así el cliente no tiene que hacerlos”, dice Lander Jiménez.
También tienen más trajín de lo normal en Almacenes Ferrer, de la calle Azpeitia de Amara. En este establecimiento, que cumplió 90 años el pasado mes de abril, trabajan en la actualidad los hermanos Bárbara y Álvaro Granda Ferrer, así como la madre, Maite Ferrer. “Somos la cuarta generación”, subraya Bárbara, que recuerda que el comercio fue fundado por su bisabuelo Celestino, un catalán que conocía bien el mundo textil propio de su tierra natal. “Los nuestro no son las blogueras ni las influencers, somos otra cosa”, recalca Bárbara.
La dependienta admite que la tienda ha sido un feudo femenino durante décadas y que, ahora, aunque lo sigue siendo, es cada vez más un terreno abierto para los varones que, en su función de padres, entran a comprar ropa interior, calcetines y todo tipo de prendas tanto para sus hijos como para ellos. “Muchos están hartos de que sean sus mujeres las que les compren la ropa interior y se animan a hacerlo ellos. Otros tienen que hacerlo porque su esposa está trabajando. Tenemos toda clase de clientela aunque las mujeres siguen siendo las principales consumidoras y han sido las que ha comprado para la familia tradicional durante mucho tiempo, aunque ahora las cosas están cambiando, al igual que las propias familias”.
La representante de Almacenes Ferrer recalca que su tienda trata de evitar las prendas de confección china o de otros países de Asia y prefieren la producción más cercana, con tejidos de calidad y buena elaboración. “Tenemos mucha confección española, marcas buenas catalanas y de otros lugares, y tratamos de ofrecer muy buena relación calidad-precio, además de cercanía”.
Otro de los grandes nombres de las tiendas de toda la vida de Donostia es Ciprián, un comercio situado en la calle Legazpi, esquina con el Boulevard, que abrió sus puertas en 1912, por lo que ha cumplido ya su primer siglo de vida. Aunque en su momento hubo dos tiendas con el mismo nombre (la segunda estaba en la calle Urbieta), en la actualidad solo queda una. No obstante, papeles para envolver del desaparecido establecimiento de Urbieta se siguen aprovechando en el Boulevard. Durante décadas Ciprián ha servido ropa interior, pijamas, batas, cortinas... En la actualidad, se dedica especialmente a la ropa del hogar porque, tal y como señalan en el establecimiento, las camisetas y prendas interiores se venden ahora “hasta en los hipermercados”.
El sabor añejo de Ciprián, con una caja registradora de museo y dependientes que entienden de lo que venden, es un ejemplo más de las distintas tiendas donostiarras que llenan los armarios y muchos hogares. Murua y Kontxi, en Egia, Zugasti, Altza, Almacenes Urbieta y Jiménez Cisneros, Leclerq en la Parte Vieja y otros muchos nombres no salen en la televisión pero también hacen regalos.
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