La Bixamon de Rosario nunca defrauda. La traca final de las fiestas volvió ayer a regalar una jornada divertida, desenfadada, colorista y muy concurrida. Bajo un sol de justicia, Oñati se transformó en una pasarela de ocurrentes vestimentas, mucho ingenio y humor. Con disfraces y a lo loco, niños, jóvenes y adultos se echaron a la calle dispuestos a quemar los últimos cartuchos de un trepidante maratón festivo que se ha prolongado durante seis jornadas.

Desde los clásicos payasos, vaqueros, punkis o andaluces (algunos en plena feria abriendo apetito a base de gambas y refrescando el paladar con rebujito), hasta escenas que despertaron los recuerdos de la infancia como la que brindó la pandilla formada por Bea, Pancho, Piraña, Quique?, con Julia a la guitarra y el entrañable Chanquete al acordeón. A bordo de La Dorada, los protagonistas de Verano azul, la mítica serie de televisión de la década de los 80 del siglo pasado, se colaron en la fiesta. Al igual que Danny Zuko y Sandy Olsson de la popular película Grease. Pero no fueron los únicos guiños que se hicieron a la pequeña y gran pantalla. Con propuestas muchos más actuales, como los Minions o los personajes del filme de animación Monstruos S.A.

Lo cierto es que hay gente que “se lo curra” un montón, y eso se nota. Así que mientras Cupido lanzaba sus flechas de amor en plena Kale Zaharra, el bar Ongi Etorri ofrecía una escenografía más propia de la novela de Cervantes, con el caballero Don Quijote, su escudero Sancho Panza y otros personajes al frente.

Atrezzo, trabajadas carrozas, puesta en escena, capacidad de involucrar a los espectadores? Cada uno en su papel. El caso era pasárselo bien y despedir con alegría y por todo lo alto los Errosaixuak. Algunos lo hicieron en familia y otros en cuadrilla. El variopinto popurrí de disfraces demostró una vez más que es una de las citas preferidas del calendario festivo oñatiarra. En la despedida tampoco faltaron las sokamuturras. Hoy comienza la vuelta a la rutina.