Tolosa, en su salsa
El Sábado Santo en Tolosa los caracoles son los grandes protagonistas de la jornada. Un año más, una curiosa carrera de caracoles precedió en el Triángulo al reparto de raciones de caracoles en salsa, preparados por los cocineros locales Peio Doyharzabal y Txemari Esteban.
Bertako gaia
Sobra decir que en Tolosa la gastronomía es casi religión. Y en estos días de vigilia y festividad, el puchero vuelve a centrar la atención de los tolosarras. Desde hace algunos años, Tolosa celebra en torno a los caracoles la Semana Santa, con el fin de recuperar la tradición de comer este plato en estas fechas. Ayer, Sábado Santo, el Triángulo acogió una curiosa carrera de caracoles y una gran caracolada.
Ayer en Tolosa hacía un tiempo que gusta mucho a los caracoles: húmedo, pero cálido. Todo aquel que quiso pudo llevar su caracol para poder participar en la carrera que protagonizaron estos simpáticos moluscos de tierra. No obstante, el Ayuntamiento, como todos los años, también ofreció ejemplares a todos los participantes. Contador, Azkar, Eguzki, varios Tximist... fueron algunos de los nombres que eligieron los 29 participantes. Tras varias rondas, los ocho babosos finalistas se enfrentaron cara a cara en el disco. Comentaba Joxe Angel, el juez de la carrera, que “todos habían pasado el control antidoping”, añadiendo una nota de humor.
Cada uno empleó su estrategia, pero finalmente la vencedora fue Paule Begiristain, que aseguró haber utilizado lechuga para motivar a su mascota, y segunda fue Nora Arsuaga. Se llevaron un cheque-compra de Tolosa&Co por valor de 100 y 50 euros.
Receta tradicional
Después de hacer correr a los caracoles, las miradas se dirigieron hacia los fogones de los cocineros Peio Doyharzabal y Txemari Esteban. Hay muchas maneras de prepararlos, pero utilizaron la receta familiar. Ayer limpiaron en agua con sal los caracoles, comprados en el mercado del Zerkausia. “Para la salsa utilizamos tomate natural, mucho pimiento verde y cebolla, chorizo picante, jamón, beicon, pulpa de choricero y tabasco”, explicó el cocinero del restaurante Astelena, Peio Doyharzabal.
En total prepararon más de 2.500 caracoles y las raciones se pudieron degustar acompañadas de un vaso de vino o sidra por 1,5 euros. El objetivo es que aunque en casa la gente no se anime a cocinarlos, tengan la posibilidad de probarlos. Los caracoles tienen amantes y detractores, pero ayer quedó en evidencia que hay un público muy fiel que no se pierde la cita anual. “Es cierto que hay gente reacia a comer caracoles, pero también es verdad que muchos los prueban y les gustan. Podemos asegurar que están hechos con mucho cariño y que van a gustar a todo el que los pruebe”, invitaba el cocinero Txemari Esteban.