Arrasate. El cine se cruzó en su vida por pura casualidad. Fue hace cuatro años. En su primera incursión en la gran pantalla encarnó a una de las protagonistas principales, junto a Itziar Aizpuru, de la premiada 80 egunean, la opera prima en ficción de Jon Garaño y José Mari Goenaga. Entonces se puso en la piel de Maite, una mujer que vive su condición de lesbiana con total naturalidad. La experiencia fue "buenísima", asegura Pagoaga. Le enganchó y, además, repitió. De su nueva película, en la que hará un pequeño papel, habla en esta entrevista en la que la actriz arrasatearra se desenvuelve como pez en el agua. Pero, sobre todo, derrocha energía, expresividad y simpatía.

A por la cuarta película...

Así es. Tengo la gran suerte de repetir con los directores Jon Garaño y José Mari Goenaga. Me hizo mucha ilusión que sin realizar ningún casting me tuvieran en cuenta y me llamasen para ofrecerme un papel. Trabajar con ellos es una gozada. En 80 egunean nos acogieron como si nos conociesen de toda la vida. Yo diría que ha habido un feeling especial. Han sido como nuestros hijos (sonríe). Después hemos seguido manteniendo contacto, también con Itziar Aizpuru. Hemos disfrutado trabajando con ellos y volver a hacerlo es un lujo.

¿Qué papel encarnará en 'Loreak errepidean'?

Seré Iñaxi, vecina de una de las protagonistas de la película que narra una historia actual de hoy en día. Pero no voy a adelantar nada más... (vuelve a sonreír). Sobre el guion, que hablen Jon y José Mari. Sí que puedo decir que en el reparto estarán Itziar Ituño (Goenkale), Nagore Aranburu (Urte berri on, amona!) y la propia Itziar Aizpuru.

¿Cuándo comenzará con el rodaje?

La película se ha empezado a rodar esta semana, aunque en mi caso las grabaciones tendrán lugar el 16, 17 y 18 de mayo. Tengo un papel pequeño, pero igualmente estoy contenta. Además, repetir con parte del equipo me hace sentir muy a gusto.

Hagamos un pequeño repaso. Después de '80 egunean', ¿en qué otros filmes ha tomado parte?

En Bi anai, cuyo segundo director, Aitor Vitoria, también toma parte en Loreak errepidean, y en El precio de la libertad, una miniserie dirigida por Ana Murugarren donde desempeñé un papel pequeño. He dado vida, asimismo, a una monja en Goenkale cuando se trató la problemática de los bebés robados.

Recuérdenos cómo aterrizó en el mundo del celuloide.

No sabía si me gustaba el cine y, de hecho, nunca se me había pasado por la cabeza hacer algo así. Soy miembro del grupo de teatro Doke antzerki taldea de Arrasate y desde las empresas que se dedican a hacer castings preguntaron a nuestra directora, Itziar Rekalde, por personas con un perfil concreto. Fuimos cuatro integrantes, a pasárnoslo bien porque no sabíamos cómo se hacía un casting y mucho menos pensábamos que nos iban a coger. Pasé la primera prueba, me llamaron para un segunda y me dieron uno de los dos papeles principales. Así comencé. Fue tan circunstancial... Cosas que te ocurren en la vida (se ríe).

¿Cómo recuerdas aquella primera experiencia?

Fue buenísima. No me resulta difícil ponerme delante de las cámaras. No tengo vergüenza. Con 62 años, 58 años cuando rodé 80 egunean, he pasado esa fase. En mi vida laboral tuve que hablar mucho delante de la gente y eso también me ha ayudado. Para esta primera película me pidieron cinco requisitos: hablar euskera, andar en bicicleta, nadar, conducir y tocar el piano. Los cuatro primeros, sin problemas; para el último recurrí a mi sobrina que tiene la carrera de piano para aprender la partitura de Chaikovski. 80 egunean ha recibido muchos premios en festivales de primera categoría; sigo diciendo que ha tenido más éxito fuera de casa que en casa. La experiencia ha sido muy bonita.

¿Qué le dijeron en casa cuando les dio la noticia?

Imagínate.... Estaban encantados, al igual que ahora. Me ven contenta, disfrutando. A mi hija pequeña le suelo decir que ha estado cuatro años estudiando Arte Dramático en Bilbao y su madre, sin hacer nada, por casualidades de la vida, acaba en una película. Mi hija, que no se dedica a este mundo, dice que valdría más para estar detrás de la cámara.

¿Qué le ha conquistado del cine?

Creo que te hace sentir cosas que tenemos dentro y que no somos capaces de sacarlas. Te hace, a su vez, trabajar la memoria, que para mí es muy importante a partir de cierta edad. Aprendes unos textos y los vives. Por otro lado, me encanta conocer a gente: jóvenes, mayores...

¿Le gustaría trabajar con alguien en especial?

Me gustaría seguir trabajando en esto. Y, por otro lado, que Jon Garaño y José Mari Goenaga, viendo su ilusión y la forma de actuar, tuvieran la mayor suerte del mundo.

También hace teatro.

Formo parte de Doke antzerki taldea, que en 2014 cumpliremos diez años de andadura. En febrero terminamos con la representación de la última obra, Paradisuko atean. Hasta ahora habíamos hecho espectáculos más relacionados con la historia de Mondragón y con este último probamos con otro registro y se nos han abierto más puertas. Hacemos un guiño al humor que tiene otra aceptación por parte del público. En Álava realizamos a finales del pasado año cinco representaciones con una muy buena acogida.

¿Cómo van a celebrar el décimo aniversario?

Primero en mayo haremos un curso de perfeccionamiento en la interpretación. A partir de ahí empezaremos a preparar el décimo aniversario. Josemari Velez de Mendizabal ya está trabajando en la nueva obra.

Si tuviera que elegir, ¿se quedaría con el cine o con el teatro?

No tienen nada que ver. Me encanta el cine porque tengo tan buenos recuerdos desde que empecé... Pero el teatro te aporta algo todos los días. Me supone cortar con la vida cotidiana, tener un espacio para mí. Juntarme con un grupo de amigos, reírnos ... El teatro es una terapia que nos sirve para pasárnoslo bien y si encima sacamos una obra adelante, perfecto.