"Que el hierro se oxidara era parte del proceso que se quería visualizar"
Dora Salazar dice que estaba previsto que la lluvia modificara la escultura de la reconstrucción
Donostia. La escultora Dora Salazar se muestra extrañada por la sorpresa que ha causado que, tras la lluvia del fin de semana pasado, la escultura de la Reconstrucción se haya empezado a oxidar. "Era parte del proceso que se quería visualizar", insiste la autora.
La creadora explica que, en algunos casos, las esculturas de hierro se colocan ya oxidadas, pero que en este caso había querido que el cambio de color y de tonalidades se pudiera ir observando por el público.
La escultura con forma de mujer fue inaugurada en la plaza Valle de Lersundi de la Parte Vieja el sábado pasado en el marco de las actividades para conmemorar el Bicentenario y representa a la sociedad donostiarra que fue capaz de reconstruir la ciudad tras el asedio de 1813. Tras las lluvias de ese mismo fin de semana, en cambio, su aspecto se alteró bastante en apenas dos días y ahora muestra algunos regueros de color marrón o naranja, tanto en la propia figura como en la base de la obra.
Conforme llueva, la tonalidad de toda la escultura irá unificándose, hasta convertirse en marrón en su totalidad, explica Dora Salazar. Incluso entonces, después de las lluvias, las marcas más recientes del agua se dejarán ver en la obra, ya que tendrán un tono distinto. "Creo que es bonito que se vea el proceso", insiste la escultora navarra que vivió durante unos diez años en Donostia.
La mujer de la escultura denominada Reconstrucción sostiene sobre su cabeza un cesto de ladrillos que simbolizan, precisamente, ese trabajo de reedificación de la ciudad. La figura de la mujer está acompañada por unos bertsos de Maialen Lujanbio que dan voz a la obra desde la base de la escultura.