EL pasado sábado, el área de Euskera del Ayuntamiento de Hondarribia organizó en la popular Alameda de la localidad la Antxoa Erromeria. Buen número de hondarribiarras y visitantes se dieron cita allí para degustar las antxoas preparadas por el oriotarra José Ignacio Atorrasagasti, para beber sidra y para bailar, a lo suelto como a lo agarrado, a los sones de la música de Imuntzo eta Beloki.

Pero este ambiente festivo en lo que antaño era uno de los centros neurálgicos de la actividad de la ciudad es casi como un espejismo de tiempos pasados. Hace ya algunos años que al cabo de los doce meses que tiene el año apenas se utiliza la Alameda para eventos públicos, como estas romerías o el Baserritarren Eguna de las fiestas patronales, cada 11 de septiembre.

La Alameda fue acondicionada como aparcamiento provisional por el Ayuntamiento, en vista del problema que tienen con el estacionamiento de sus vehículos los vecinos del cercano Casco Histórico de Hondarribia. En esta zona, de complicada accesibilidad y calles estrechas dada su antigüedad, hay, según datos facilitados por el Consistorio en 2010, un total de 1.642 residentes (el 10% de la población de la ciudad), que son propietarios de 930 vehículos (un 10,3% de los censados en Hondarribia).

Para todos ellos disponen de 288 garajes privados y 151 plazas de aparcamiento público, en la calle, que arrojan un índice de 6,2 vehículos por cada plaza, 7 si se cuentan los de los comerciantes y hosteleros del Casco.

Grave problema

Actuación a largo plazo

A la vista de estas cifras, el alcalde de la ciudad, Aitor Kerejeta, reitera la posición que el Consistorio mantiene desde hace años en torno a la situación de la popular Alameda. "Tenemos un grave problema con el aparcamiento en el Casco Histórico, ya solo para los vecinos, porque los que vienen de fuera pagan OTA, pero es evidente que no hay capacidad ni para abarcar una parte sustancial de los vehículos de los residentes", explica el primer edil.

Aunque Kerejeta tiene claro que "a nadie nos gusta ver la Alameda, con lo que fue antaño y significa para los hondarribiarras, convertida en un aparcamiento para coches". "Por otro lado, hace ya unos quince años que salvo los eventos festivos ocasionales, los ciudadanos apenas venían haciendo uso de esta zona como espacio de estancia o esparcimiento público, porque también han surgido nuevas zonas como alternativa. Nos gustaría hacer algo al respecto y devolverle a la Alameda al menos parte de esa vida que tenía, pero probablemente será a medio o largo plazo, una vez tengamos una solución para el problema del aparcamiento en el Casco Antiguo, lo que no es nada sencillo", explica el alcalde de Hondarribia.

La opinión de la calle

Entre lo práctico y la nostalgia

Ayer era día de mercado al otro lado de la acera de la Alameda, en la antepuerta de Santa María, que fue renovada hace un par de años. Allí se podían contrastar opiniones sobre este dilema de la Alameda y qué habría que hacer con ella. El debate está entre lo práctico de hoy y la nostalgia de tiempos pasados.

"En nuestros tiempos veníamos aquí a bailar y a pasarlo bien. Ahora se ha convertido en un aparcamiento, aunque está lleno de socavones y podrían acondicionarlo mejor", decía Jose Mari Lasa, un hondarribiarra de 83 años hoy afincado en Irun.

"Desde luego que la Alameda era más bonita y tenía vida hace años, pero si los vecinos tienen una necesidad, habiendo como hay hoy en día hasta dos y tres coches por casa, habrá que utilizarla como aparcamiento, hasta que haya otra solución", decía Milagros Elizazu, una vecina de Amute, de 74 años, que hacía su compra en el mercado.

"He venido a hacer unas gestiones en Zuloaga Etxea y la verdad es que me ha venido bien poder aparcar aquí. Aunque recuerdo con mucha nostalgia los bailes que se hacían en la Alameda, venía muy a menudo con unas amigas. Da un poco de pena verla así", señalaba Maite Lanchas, una irundarra de 48 años.