lO tienen claro. La experiencia ha sido "muy positiva". La aventura en la que algunos bares de la villa cerrajera se embarcaron hace ahora un año ha recogido sus frutos. Y lo ha hecho de forma satisfactoria para sus promotores. La oferta de los jueves de un crianza y una tapa al módico precio de un euro funciona. La cita es ineludible para muchos.

Los establecimientos hosteleros agrupados en la plataforma Arrasate Bizirik han logrado predicar con su consigna: revitalizar el pueblo. Nueve son los bares y restaurantes que reman en este mismo barco: Monte, Zuk Nahi, Lorategi, Corinto, Hilbehera, Dublin, Hotel Mondragón, Hilarión y la reciente incorporación del Iturriotz. NOTICIAS DE GIPUZKOA se ha reunido con Juan Carlos Dávila, Gregorio Amado y Ezekiel Gómez, regentes del Monte, Zuk Nahi y "Lora" respectivamente, para que hagan una valoración de esta campaña que inició su andadura envuelta en cierto escepticismo.

"Empezamos con un poco de miedo. Pensamos en hacer una especie de prueba durante tres meses para ver cómo respondía la gente y vimos que la cosa iba para adelante", expone Dávila, para quien los jueves sociales, como se ha bautizado al concurrido encuentro semanal, "se ha convertido en una jornada animada para el municipio". "El primer día me pilló el toro. Me quedé corto de tapas y acabé ofreciendo lo que en esos momentos tenía a mano, patatas fritas", recuerda Amado.

Pronto cogieron el ritmo. Han reforzado el personal a cargo de la barra, la vajilla? Pero ha merecido la pena. Tal es el frenético meneo que genera el pintxo-pote que calcular el número de tapas que se sirven en unas horas -pueden rondar entre 1.000 y 2.000 según el establecimiento- resulta una misión casi imposible. "Un día me puse a contarlas y me aburrí", dice Dávila.

Así que los jueves se han transformado en una jornada ideal para alternar por los bares. Incluso pueden llegar a competir con los poteos de fin de semana. Muchas cuadrillas de diferentes edades se echan a la calle para disfrutar de una larga ronda de crianzas acompañada de croquetas, jamón o chorizo (el aperitivo es libre).

Necesario o no, la iniciativa "nos ha venido bien", asegura Dávila: "Hemos logrado que la gente salga a la calle y, de paso, los implicados nos hemos dado a conocer un poco más". No obstante, estos tres hosteleros sostienen que el txikiteo no se había perdido del todo" y "mucho menos se ha recuperado" con esta campaña: "Hay gente que txikitea con el pintxo-pote y el resto de la semana no lo hace, o viceversa". "Lo que sí creo es que estamos inculcando la cultura del vino entre los jóvenes", considera Dávila. Un argumento con el coincide Ezekiel Gómez, que afirma que la venta de crianza entre sus clientes ha subido.

La propuesta se mantendrá en pie a lo largo de 2010, aunque no habrá nuevas adhesiones. "Se ha renovado el compromiso con Bodegas Domecq que establece unos cupos de cajas para los establecimientos ya participantes. Y nos han pedido que lo respetemos este año", explican. Eso no quiere decir que los impulsores de Arrasate Bizirik no estén "encantados" de recibir a nuevos socios. "A finales de año se abrirá un periodo para posibles incorporaciones, que como requisito deberán estar integradas en la asociación Ibai-Arte ", precisan.

Lo más díficil

Ponerse de acuerdo

La sencilla pero, a la vez, atractiva fórmula de un crianza más tapa por un euro ha dado en el clavo. Ahora bien, ¿reporta beneficios entre sus impulsores? Aunque hay opiniones para todo, Dávila, Amado y Gómez exclaman un "sí" rotundo. "Si sirviésemos tres vinos a ese precio -normalmente un crianza cuesta entre 1,50 y 1,70 euros- perderíamos, pero con el consumo que tenemos hay ganancia", aseveran para enseguida lamentar que les han llovido todo tipo de críticas: "Se ha puesto en duda la iniciativa y nos han acusado de echar a perder la hostelería".

En cualquier caso, estos tres hoteleros insisten en que la idea que han importado de Vitoria ha tenido una "buena acogida". "Me ha costado verlo, pero en los últimos meses me estoy dando cuenta que están viniendo clientes al bar que antes no lo hacían. Y eso es bueno para nosotros", señala Ezekiel. "Por suerte nos hemos juntado nueve bares y restaurantes que pensábamos que sería bonito para el pueblo unirnos y promover algo que atrajera a la gente", se congratula Juan Carlos.

Ideas, desde luego, no les faltan. "Lo difícil es ponerse de acuerdo", puntualizan Gómez y Amado. "Tenemos algunas propuestas en la cabeza. Para empezar hemos pensado darle una vuelta de tuerca a los jueves e introducir algún tipo de animación callejera en el buen tiempo" indica Dávila.

La oferta del pintxo-pote ha tenido éxito entre los arrasatearras y vecinos de los alrededores. Quedarían pendientes asignaturas como la de potenciar el ambiente nocturno que también se ha visto afectado por un combinado de factores entre los que se incluye la resonada crisis, los cambios de hábitos o los precios de algunas consumiciones. De momento, hoy la cita la protagoniza el jueves social, a partir de las 18.00 horas.